Estos días se celebra en Barcelona una ruta de las tapas en la que colaboran varios establecimientos en distintos barrios que ofrecen al precio de 2,50€ una sugerente tapa acompañada con una caña de una marca de cerveza muy conocida.
Para dar mayor publicidad al evento han editado un librito que se ha distribuido profusamente, indicando lugares, direcciones, fotografías de las distintas tapas y descripción de los ingredientes con los que han confeccionado las mismas. Hasta aquí todo normal: ya pueden darse una vuelta y disfrutar de ese invento tan español que es la tapa, que en los últimos años ha invadido muchas ciudades allende nuestras fronteras.
Pero si quiere participar en la ruta de la tapa que ofrece estos días Barcelona y viene de otras regiones de España, o de alguno de esos países que hablan español, no consulte el folleto de propaganda que ha editado el Gremi de Restauració, en colaboración con la conocida cervecera, porque está sólo en dos idiomas: catalán e inglés.
Sin noticias del idioma español, también oficial, y que además es la lengua materna de un porcentaje muy elevado de los catalanes. Al menos para el turismo, aunque sólo sea por razones comerciales, se deberían editar los folletos publicitarios en los tres idiomas.
Está muy bien hacerlo en inglés, no hay que olvidar que es la lengua franca actual, pero también debería hacerse en español, por respeto a todos los ciudadanos de nuestro país y por ser, entre otras razones, el segundo idioma más hablado a nivel mundial, después del chino.
Este acontecimiento no es un hecho aislado, se une a lo que diariamente ocurre en Cataluña con relación al idioma de Cervantes. Hace muy pocos días ha sido asaltado por las huestes fascistas de la COS, ARRAN y la CUP un acto de homenaje a Cervantes en la Universidad de Barcelona con la asistencia del hispanista francés Jean Canavaggio y organizado por Sociedad Civil Catalana.
La protesta de más de un centenar de individuos en la puerta del aula donde se tenía que celebrar la conferencia, forzó su suspensión por la actitud agresiva de más de un centenar de individuos que insultaban, daban golpes, y gritaban “fuera fascistas”.
El motivo no es otro que aquello que representa la obra de Cervantes en Cataluña: un canto a la cultura española y en la lengua común de todos los españoles, el mismo motivo por el cual no se le rinden homenajes desde las instituciones políticas tomadas por el separatismo ni se le erige una estatua a él o a sus personajes como Don Quijote o Sancho, feixistes de mena, parece ser, en el imaginario (alucinógeno) colectivo de los nacionalistas.
El odio supino a la lengua española es una constante del nacionalismo catalán y que no cesa. Laura Borràs, consejera de Cultura de la Generalitat de larga trayectoria separatista, firmante del infausto Manifest Koiné, en unas manifestaciones vertidas en una entrevista realizada el 5 de junio en 8TV, por si aún no lo teníamos claro, afirmó que el español se impuso en Cataluña mediante un proceso de colonización y de consiguiente substitución lingüística. Vamos, en pocas palabras, que España es más bien la koiné de la Bernarda.
Añadió la ínclita consejera ─que evidentemente no se considera ni supremacista ni racista ni xenófoba─ que no está en contra del bilingüismo, que más bien es partidaria del multilingüismo. A ver, Sra. Consejera, ¿cuántos idiomas se pueden utilizar en Cataluña con respaldo de los poderes públicos catalanes? Actualmente, sólo el catalán. Lo del plurilingüismo es un brindis al sol.
Por tanto, hay que respetar el bilingüismo real que se da en la sociedad catalana y no marginar el idioma español con manifestaciones inconsistentes, por cierto, ¿sabe la Sra. Consejera, lo que es un proceso de colonización? ¿Cuándo y por qué países ha sido colonizada Cataluña? No estaría mal el que nos pudiera responder a estas preguntas con una pequeña lección de Historia, con permiso del insuperable y talentoso Cucurull, claro está.
Resumiendo, que los visitantes y los turistas que hasta el día 17 de junio decidan pasarse por nuestra ciudad a tomarse unas tapes ─en catalán─ podrán disfrutar de ellas con nombres tan sugerentes como “tripa de vedella amb cigrons B.J.”, o en inglés, “beef tripe with chickpeas B.J.”.
Tome nota, por favor, querido visitante, si es usted un españolito o alguien llegado de otro país hermano en donde se hable español pero no conoce ni el catalán ni el inglés, o si siendo de aquí es usted una bestia con baches en el ADN, confórmese con mirar la fotografía e intuya previamente de qué son esas deliciosas tapas que va a engullir, aunque con tanta modernez y creatividad entre fogones le puede resultar harto difícil. ¡Suerte y a la tapa!
Mercedes Pérez
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