Amalio de Marichalar, conde de Ripalda, Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y presidente de Foro Soria 21 para el Desarrollo Sostenible ha participado, junto a otros ponentes, en los actos del 160º aniversario de las relaciones diplomáticas entre Italia y España en la Embajada de Italia, con una conferencia titulada «Numancia como laboratorio de memoria y diplomacia cultural europea».
Tras agradecer al Embajador de Italia, Giuseppe Buccino Grimaldi, la invitación, quiso destacar que, precisamente hace pocos días, había comparecido en el Parlamento Europeo preguntando que qué Europa queríamos, si la de los valores o la del poder… si queríamos o no la Europa de la dignidad y de la libertad. Ello respondía a las bases por las cuales Numancia y Roma, desde hace 22 siglos, nos han legado los principios básicos y fundamentales en los que han de sustentarse los valores y la democracia europea.
Numancia custodia los valores imperecederos de la libertad, la dignidad, el honor, el sacrificio, la independencia y la paz y Roma, junto a la herencia griega, nos otorga el Derecho, la lengua, la religión, la ciudadanía, la ciudad, las infraestructuras y que, conjuntamente ambas ciudades junto a la vertebración judeo-cristiana y la implicación de España con el descubrimiento para dignificar la persona y los fundamentos de los derechos humanos, ha devenido todo ello en la creación de dichos derechos humanos y la democracia.
Tras hacer un breve relato de la gesta heroica numantina y de la importancia que supuso para Roma la toma definitiva de la heroica ciudad, desgranó la importancia trascendental que hoy Roma y Numancia pueden ofrecer a Europa para fortalecer sus raíces y que, como decía Shuman, si se comenzara de nuevo el Tratado de Roma, cuyo aniversario hemos celebrado hace poco, deberíamos empezar por la cultura. Esa cultura entendida como la mejor herencia moral de la sociedad y en la que Numancia y Roma conforman los símbolos esenciales de todo ello.
Añadió, Amalio de Marichalar, que hoy es trascendental hacer una parada y preguntarnos a dónde queremos ir. La respuesta es recuperar los valores imperecederos que nos lega Numancia y los fundamentos esenciales de la herencia de Roma para construir una Europa con valores firmes que hagan renacer al continente que trajo la libertad y la democracia, como nuevo faro lleno de luz para perseverar en los fundamentos de nuestra civilización cristiana y occidental y, por tanto, en las bases y columnas esenciales del Estado de Derecho, de la libertad y de la democracia.
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