Barcelona no solo ha sido durante muchos años la capital editorial de España, también durante dos décadas fue el centro de los ‘consejos’ sentimentales del país gracias a Radio Barcelona y un programa que fue tremendamente popular durante el franquismo, el consultorio de Doña Elena Francis.
Este espacio se emitió desde sus inicios en 1947 hasta 1966 en Radio Barcelona, año en que pasó a Radio Peninsular, una emisora dependiente de Radio Nacional de España. El programa estuvo en antena hasta 1984. El programa era, en el fondo, una excusa para vender los conocidos productos de belleza de la marca Elena Francis, que tuvo durante decenios un emblemático local entre Plaza Urquinaona y Plaza Cataluña, pero en una España pacata e hipócrita moralmente se convirtió en una válvula de escape para muchas mujeres.
No todas las cartas que las oyentes (porque la gran mayoría de personas que escribían al consultorio eran mujeres) saltaban a las ondas de Radio Barcelona, al principio, y en Radio Peninsular, después. Unas por falta de tiempo y otras porque no pasaban el filtro de la entonces omnipresente censura. Pero alguien de la empresa Francis decidió, presuntamente, que por cuestiones de mercadotecnia convenía que todas las misivas fueran respondidas personalmente para qué las remitentes mantuvieran la fidelidad hacia la marca.
Y aquí entra en juego el libro ‘Estimades amigues’ (La Magrana), de Pietat Estany, que respondió durante años a miles de estas mujeres, y algunos hombres, que buscaban consuelo sentimental y que se abrían a una desconocida, simplemente porque en su entorno familiar no podían explicar con libertad sus sentimientos y sus angustias. Esta obra narra las peripecias de la autora como álter ego de Elena Francis.
Aunque el programa en su última etapa tuvo como protagonista a un periodista de larga trayectoria en la prensa barcelonesa, sobre todo en El Periódico de Catalunya, Juan Soto Viñolo, como el ‘contestador’ de las consultas emitidas por la radio, Estany tuvo una más que notable importancia al ser la que tomaba la forma de Elena Francis para responder cartas rechazadas que no se emitieron en antena. Que eran la mayoría.
El libro cuenta con dos escritos previos de dos insignes activistas nacionalistas, el sociólogo Salvador Cardús y el periodista Salvador Alsius, que introducen a la autora y la importancia de dicho consultorio en la España de la época. Esa puede ser la razón por la que Estany aprovecha la ocasión para hacer algunos alegatos políticos, por ejemplo, sobre el estado de la lengua catalana durante el franquismo que, siendo legítimos, están de más en un libro de estas características.
‘Estimades amigues’ tiene la importancia del testimonio de una persona que sirvió de refugio a muchas mujeres maltratadas y vejadas por sus esposos y familiares en una España socialmente estrecha en la que hipocresía moral era la norma y en la que sobre todo se juzgaban las apariencias. Una España en la que las infidelidades se medían con diferente rasero según la practicara el marido o la esposa.
Infidelidades, tanto las del cónyuge como las propias, que las oyentes contaban a tumba abierta a Estany/Francis sin ahorrarse detalles. Aunque las misivas más desgarradoras eran las de los maltratos que recibían de sus maridos, y que narraban con todo el dolor y la desesperanza que una situación así puede causar. En una sociedad en el que la mujer era considerada poco más que una propiedad del marido, pocas válvulas de escape podían tener estas víctimas de la violencia familiar.
Este libro tiene el interés de la tipología estos testimonios, aunque hay que considerar que la autora le imprime un tono muy personal a la obra, y que predomina su visión sobre el tipo de persona que contactaba con el programa y cómo vivió ella este trabajo. Es un libro a medio camino entre la autobiografía y la narración de cómo eran las oyentes de un programa que, desde Barcelona durante dos décadas, fue una referencia en la radio española.
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