El 1 de octubre es, para los secesionistas, el intento de culminar su golpe de Estado, su falta de respeto a las leyes de un gran país democrático, España. No es un referéndum, es su fiestecita particular en la que gritar “in-de-pen-den-ci-a” y “no volem ser una regió d’Espanya”.
Aunque los separatistas intenten hacer ver que es un referéndum haciendo colas en unos colegios que en la gran mayoría de los casos estarán cerrados, no lo es. Déjenles que disfruten de su particular ‘performance’ y disfrute de un día de descanso con la familia. Es domingo, y entre leer un buen libro, o ver una película de esas que hace tiempo que tiene aparcada, las horas le pasarán volando.
Pero no cometa el error de caer en su trampa. No legitime su ‘votación’ antidemocrática intentando participar en ella. Deje que vayan cien mil personas a hacer cola y que digan que son cinco millones de catalanes. Están tan acostumbrados a mentir y a manipular que ya no tienen vergüenza y se piensan que todos somos bobos.
El 1 de octubre no hay nada que votar. Y dejemos a la Justicia, y al Gobierno de España, hacer su trabajo. Se han cometido muchos delitos y van a tener mucho trabajo…
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