Sí, yo soy esa. La concejal de Economía y Salud del Ayuntamiento de Lleida. La concejal de zona del Centro Histórico de la ciudad. Ese barrio en el que duermen decenas de personas en la calle. Personas que intentan trabajar, con o sin papeles, en la recogida de la fruta que se da en nuestra región año tras año. Personas que, en situaciones normales, suelen estar bastante controladas en alojamientos públicos y privados. Porque a nadie le gusta dormir en la calle. O eso creo, porque no hago nada para evitar escenas propias de campamentos de refugiados en la zona que es de mi competencia. Pero a lo mejor tampoco me importa demasiado, porque es muy difícil verme por el barrio, hablando con vecinos y solucionando problemas.
Porque yo soy esa. La encargada de las cuentas del Ayuntamiento de Lleida. Le llamamos la segunda capital de Cataluña. La capital de interior. El polo agroalimentario de la comunidad autónoma (o de nuestro país, ya me entienden, que soy separatista al fin y al cabo). La que en apenas seis meses ha logrado que el ayuntamiento tenga un déficit de casi 11 millones cuando veníamos de unas cuentas saneadas (en un presupuesto de 160 millones de euros). La que sabiendo esta situación permite que hayan enchufes en un gobierno de 15 sillas de un total de 27 concejales. Tengo que controlar las finanzas de un tripartito que ficha eventuales sin funciones claras y transparentes, pero que les asigna un sueldo de directivo. Soy la que permite que se haga plan estratégico tras plan estratégico, que cuestan un riñón a los vecinos del municipio ilerdense, y que no tiene contraprestación alguna.
Porque soy así. Yo me encargo de la salud de la ciudad. También. Con la economía no tenía suficiente. Pero vamos a ser sinceros: no es que tenga demasiadas competencias al respecto (en la distribución de competencias de sanidad entre las administraciones públicas, a los ayuntamientos se les relega a un papel residual), pero como soy médico necesitaba algo parecido a mi profesión. Sin embargo, cuando llega una pandemia como la del Covid19 es difícil que dé una respuesta concreta. No tengo competencias, así que ni doy respuestas, ni hago preguntas. Por ello, aunque me pregunten, mentiré diciendo que la actuación administrativa de la Generalitat ha sido ejemplar. Aunque no tenga datos porque no los he pedido. Aunque no conozca la situación de mis propios departamentos del ayuntamiento que, sobrepasados por la enfermedad, están haciendo lo imposible por mantener el funcionamiento “normal” del ayuntamiento.
Porque soy así. Médico de profesión. Conocedora de primera mano de todas las medidas de sanidad y seguridad que deben tomarse y debe adoptar todo ciudadano al que confinamos. Sabedora de todos los negocios que voy a cerrar, cuando acepto el decreto de cierre selectivo comercial sin rechistar. Sin queja alguna. Porque soy facultativa y, en principio, todo lo que digan los de arriba me está bien. Tan bien que, después de cerrarnos colectiva y perimetralmente, mi mejor idea es fumarme un cigarrillo en la calle. Quitándome la mascarilla. Y delante de todos.
Porque yo soy esa. Soy Montserrat Pifarré y estoy por encima tuyo. Por formación, por carrera, por trabajo y por ideas. Yo puedo fumarme un cigarrillo en medio de la calle mientras tú te quejas porque te cierran el negocio. Porque yo me ocupo de algo llamado finanzas y salud. No te aporto soluciones, obviamente, porque la solución ante el Coronavirus pasa por lavarse las manos y llevar mascarilla. No he reclamado ni reclamaré confinamientos selectivos. Ni tan siquiera he pedido los informes que justifican el cierre de mi comarca o mi ciudad. ¿Por qué debería? Me encargo de la salud y la economía de Lleida, no de TU salud o TU economía. Si lo hiciera no sería esa.
Me has visto en el vídeo. Has visto cómo paso de las protestas en la cara de la gente. Esa gente que pide responsabilidades al alcalde después de que probablemente, haya dado la rueda de prensa más importante de su vida. Y yo, tan tranquila, puedo fumarme un cigarrillo (junto con el alcalde, que también tiene el paquete en la mano) mientras a él le preguntan por el futuro de sus negocios.
Pero a mí me da igual. Yo tengo ganas de fumarme un pitillo. Estoy nerviosa, porque es domingo y he tenido que comparecer. Bueno, yo no. Pero han hablado de mis asuntos. Todos los consejeros y los presidentes de turno. Y han hablado de cosas que me afectan directamente. Pero yo no he dicho ni mu. Mejor fumarme un cigarro al salir. Porque yo soy esa. La concejal de economía y salud. La que NO da respuestas.
Ángeles Ribes es portavoz de Cs en el Ayuntamiento de Lleida
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