Este lunes asistimos los españoles a un espectáculo que, si no fuera porque seguimos el día a día, sería muy fácil creer que fue una representación de un mundo presidido por lo ñoño, desvirtuado, descompuesto, sátiro, irrespetuoso, perverso y dantesco. Todo a la vez.
El presidente del Gobierno, salido por unos minutos de un pozo de serpientes y oscuridad, para dar a conocer nuevas, ilusorias y ridículas propuestas con pretensión de gran notoriedad —bostezo y aburrimiento incluidos—, para envolver la triste verdad que nos preside en estos momentos a todos los españoles.
Un presidente del Gobierno egolatrizado, impulsor de una corrupción sin precedentes y conocedor absoluto de comportamientos de acoso a las mujeres en su mismo edificio presidencial por parte de personas de su máxima confianza, sin denunciar expresamente esa situación, al menos desde hace cinco meses, y sin permitir su denuncia a la justicia, en clara actitud de la mejor aplicación de los códigos prostibularios de los que tanto parece que sabe.
Un presidente del Gobierno que omite expresamente referirse a los registros en varios ministerios, entre ellos Hacienda, SEPI, Correos, etc., en esas mismas horas, y para él eso no existe, como con lo del acoso sexual, pues dice que ya ha corregido todo y, a las pocas preguntas que le hacen, afirma que todo está ya resuelto, o bien que no se acuerda, o no sabe.
Su amigo y confidente, expresidente del Gobierno, al que le había encomendado diálogo y negociación con el fugado para poder seguir en el sillón —dado que su anterior amigo, al que le debe el cargo, a su vez concedido por golpistas y filoterroristas, ya ha pasado por la cárcel—, ya tampoco puede ejercer, con lo cual se ha quedado sin “negociador”. Además, se descubre que dicho expresidente da paseos por un monte al que no puede acceder nadie sin permiso oficial para encontrarse con un individuo al que se le detiene tres días después, mientras se descubre su vinculación con el fraudulento rescate económico de una línea aérea. La UCO localiza mensajes sobre citas de este mismo expresidente del Gobierno, Zapatero, con la SEPI durante el rescate de la aerolínea Plus Ultra.
Un presidente que no da explicaciones sobre esa otra persona de confianza —y lo repito de nuevo, por tener los ojos a cuadros— que iba a sustituir a sus dos secretarios de organización de confianza, hoy en la justicia, y se descubre hace cinco meses que es un acosador sexual en la propia Moncloa, sin que su amigo, el presidente del Gobierno, conocedor de todo ello, lo denuncie… es más, lo oculta. Al mismo tiempo, el PSOE mantiene como alcaldes a sus cargos acusados de acoso.
Un presidente del Gobierno que no sabe lo que ha dicho su persona de confianza, Cerdán, el miércoles, en su comparecencia en el Senado. Claro que, desde Bruselas, dice solo que ha sido muy “contundente” con su persona de confianza.
Un presidente del Gobierno que no demanda en los tribunales a una fontanera militante de su partido que le señala a él como número uno de la cloaca, mientras es, a su vez, detenida junto al presidente de la SEPI en el marco de un procedimiento relacionado con contratación pública.
Un presidente del Gobierno que este lunes ha pretendido sentenciar a su favor el fallo que haga el TJUE sobre la ley de amnistía, osando decir que: “Pese a lo que algunos dijeron, que era ilegal, ha sido validada ni más ni menos —quiero que lo sepan los ciudadanos— por instituciones muy acreditadas en el ámbito internacional que respaldan la ley, como por ejemplo la Comisión de Venecia, la Comisión Europea también, el Tribunal Constitucional y, más recientemente, el Abogado General del TJUE”, cuando el abogado de la Comisión Europea dijo que era una autoamnistía y, como contrapartida, un pago político de siete votos para poder Sánchez investirse, atentando todo ello contra los fundamentos del rule of law de Europa. Pero insiste y hace ver que el Abogado General del Tribunal de Justicia Europeo está alineado con sus propias tesis, cuando sigue diciendo el lunes desde la Moncloa que “esta amnistía se está aplicando en un contexto de reconciliación entre la sociedad catalana y dentro de la sociedad catalana”.
Esperpento y traición absoluta. Golpe de Estado es una calificación suave, muy suave. Lo que toda España vive es estar escandalizada, independientemente de ideologías, ante la más abyecta corrupción y la más vomitiva actuación de acoso a mujeres, presidido todo ello por el presidente del Gobierno. Significa la decadencia más oscura en la que ha caído España, arrastrada voluntaria y conscientemente por quien es la persona más corrosiva que ha existido jamás con responsabilidad; y si esa responsabilidad es la presidencia de un Gobierno, no puedo calificar la situación por tener que salirme del vocabulario.
Amalio de Marichalar. Conde de Ripalda. Soria, 19 de diciembre de 2025
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