Un virus es un microorganismo compuesto de material genético protegido por un envoltorio proteico, que causa diversas enfermedades introduciéndose como parásito en una célula para sobrevivir y reproducirse en ella. La palabra viene del latín y significa veneno. Hay muchos virus que causan enfermedades como la viruela, el sarampión, el resfriado común etc. y ahora el COVID-19 que mata o produce enfermedades graves.
Pero hay un virus en España relegado por la Ciencia, el virus del “nacionalismo lingüístico” que infecta las células del raciocinio, del pensamiento lógico, del sentido común. Es muy contagioso, y se va extendiendo por amplios territorios españoles. Se instala y se reproduce óptimamente en afectados por esa enfermedad que llamamos “nacionalismo”, de graves consecuencias históricamente bien documentadas.
Afecta directamente al cerebro donde los investigadores afirman que se genera el pensamiento racional de los ciudadanos. Este virus tiene predilección por algunos gobernantes y, en nuestro país, es endémico en Cataluña y País Vasco. Se tiene noticia del mismo desde finales del siglo XIX y algunos dicen que es una afección “romántica” (no se sabe si como circunstancia atenuante o agravante). Sus síntomas son el supremacismo, nula empatía hacia los no afectados, ambición de poder y dinero, desprecio total por los demás españoles, alergia al idioma español, valoración desmesurada del idioma vernáculo e imposición del mismo, junto con el ideario nacionalista, a todo aquel que se les acerque y/o viva en su mismo territorio.
Los enfermos creen que la causa de todos los males que padecen los lugareños de al menos 8 apellidos catalanes/vascos es un “enemigo exterior” al que hay que derrotar: España. Una de las razones de su rápida expansión es que ha rentado pingües beneficios a quienes la padecen. Pues bien este “virus lingüístico” se transmite por contagio directo, así que los más cercanos, los vecinos, constituyen la vía de transmisión más común. El nacionalismo lingüístico catalán contagió al Reino de Valencia y a las Islas Baleares. Quiso extenderse por la Provenza francesa, pero en Francia habían adquirido un antídoto desde la II Guerra Mundial.
Hay un nuevo contagio ya de forma reconocida en Aragón. El Boletín oficial publica este 18 de agosto de 2020: “Las órdenes de política lingüística”, con un presupuesto de 60.000 €, para la “realización de actividades dirigidas al fomento de las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón: aragonés y catalán de Aragón (sic)”. Ayudas que irían destinadas a la difusión, promoción e investigación del patrimonio lingüístico tanto de lengua viva como de la toponimia. A continuación, todo un Programa bien detallado para la difusión y promoción de las “lenguas de Aragón”. Desde la rotulación, cartelería, enseñanza, etc. del aragonés y del “catalán de Aragón”, como del “chapurriat” de Valderrobles, mezcla de catalán y español con acento aragonés y algunas palabras autóctonas, un habla híbrida que surge en casi todas las zona limítrofes que tienen dos lenguas en contacto.
Este habla se eleva a la categoría de “lengua autóctona” de Aragón e incluso se circunscriben las zonas. Todo está bien detallado y subvencionado: congresos, jornadas, audioguías multilingües etc., para la promoción y estudio del patrimonio lingüístico de la región. Por supuesto no aparece por ningún sitio la lengua española como lengua de Aragón. Es tal el despropósito que dan ganas de “mandarles al ribazo”, en expresión local.
El mismo día aparece la siguiente noticia en los periódicos: “El grupo de ERC en el Congreso ha registrado este martes una proposición no de ley para pedir que uno de los requisitos que permitan obtener una plaza en Correos sea la comunicación en lenguas cooficiales” (EFE). El “virus lingüístico” llega al Congreso de los Diputados. Tenemos una lengua “oficial” en todo el territorio español a cuyo conocimiento están obligados todos los ciudadanos y a cuyo uso tienen derecho, para beneficio común y mutua comprensión. Hablamos de una lengua asentada en siglos de comunicación compartida y la desperdiciamos por mor de las “singularidades” que se propician desde el Poder y para beneficio del Poder.
Así reza el Artículo 3 de la Constitución de 1978: 1. El castellano es la lengua oficial del Estado todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Un virus lingüístico se extiende por España, sí. Y se está expandiendo con tal rapidez que temo que sea la causa de su muerte como Nación.
Carmen Leal
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