El problema de TV3 es que tanto Esquerra como Junts la han llenado de fanáticos que ocupan prácticamente todas las franjas de la parrilla de esta cadena y han convertido lo que debería ser un servicio público en una herramienta de propaganda del independentismo más radical.
Ahora los ‘graciosos’ de TV3 que han hecho del «puta España» su grito de guerra a costa del dinero de todos los catalanes se están revolviendo tanto en redes como en sus círculos porque la dirección de TV3 intenta poner coto a los desmanes del ‘Zona franca’, un teórico programa de humor que se ha convertido en una constante provocación a aquellos catalanes que no son independentistas.
Que Juliana Canet, una habitual tanto de Catalunya Ràdio como de TV3, llame «putos españoles de mierda» a la gente que está en contra de pagar con sus impuestos basuras mediáticas como el ‘Zona franca’ indica los niveles a los que estamos llegando.
Que Sigfrid Gras, director de TV3, haya tenido que esperar a que otro gracioso haya llamado «nazis» a los votantes socialistas en el ‘Zona franca’ para reaccionar indica el nivel de putrefacción de esa cadena.
Que Sigfrid Gras haya tenido que esperar a esta polémica para anunciar que se acabó el «puta nit y bona Espanya» en el ‘Zona franca’ indica el nivel de putrefacción de esa cadena.
Que Jair Domínguez y Peyu, que llevan años insultando a todo lo que significa España y los españoles, sigan cobrando dinero público en TV3 y en Catalunya Ràdio indican el nivel de putrefacción de los medios de la Generalitat.
Y esta vez los socialistas no pueden aducir que no es responsabilidad suya, porque ellos han apoyado a la actual dirección de TV3 cuando se renovó en marzo del año pasado y tienen tres de los sietes consejeros del organismo rector de los medios de la Generalitat, la CCMA.
Esperemos que en junio, con el fin de la actual programación de TV3 y Catalunya Ràdio, lleguen cambios en profundidad o pensaremos que el PSC se ha convertido en cómplice de lo peor del separatismo mediático. Somos muchos los que ya estamos hartos de este doble juego y queremos cambios de verdad porque queremos que los medios de comunicación de la Generalitat sean un servicio público, no herramientas de propaganda que difunden rencor.
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