Teresa Freixes, catedrática Jean Monnet ad personam y una de la constitucionalistas más prestigiosas de nuestro país, apoyó el bilingüismo en una entrevista que publicó este sábado el diario ‘El Mundo’. Freixes recordó que desde 1971 “estaba involucrada en actividades transversales –nunca en ningún partido– de defensa de la democracia y vinculadas a la homologación con Europa. Me encargué de la supervisión en materia educativa de los Pactos de la Moncloa, estuve muy pendiente de la elaboración de la Constitución”.
“Eso me supuso siempre inconvenientes, porque en aquellos años no era cómodo hacer estas cosas, como tampoco es cómodo ahora según el qué… Por ejemplo, yo estuve perseguida por defender el bilingüismo durante el franquismo y vuelvo a estar perseguida por defender el bilingüismo durante la democracia“, aseguró.
Continuó afirmando que “cuando reclamábamos ‘libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía’, la autonomía no era para cualquier cosa, sino para el reconocimiento institucional y el reconocimiento del bilingüismo. A mí me llegaron a amenazar de muerte“. Y añadió que fue “la extrema derecha, que campaba por muchos sitios. Fueron los Guerrilleros de Cristo Rey. El grupo que atentó contra [la revista] El Papus nos había puesto también una bomba en la universidad… Fueron años bastante duros. Entonces –y ahora– defendía el bilingüismo porque creo que lo justo es el trato igual a las lenguas: al catalán, que es mi lengua materna, y al castellano, que es casi mi lengua materna, porque he usado las dos indistintamente toda la vida. ¿Cómo puede ser que volvamos ahora otra vez a lo mismo?”.
Puro sentido común. En Cataluña tenemos dos lenguas oficiales, y ambas deberían poder ser utilizadas sin cortapisas. Pero el independentismo tribalista que gobierna Cataluña, que usa el catalán como elemento vertebrador de su esencialismo nacionalista, se ha empeñado en vulnerar los derechos lingüísticos de millones de catalanes castellanoparlantes.
El secesionismo no ceja de marginar el español como lengua de enseñanza en la escuela y en la universidad, y como lengua de uso social. Y destina cada vez más dinero público a untar a chivatos lingüísticos, policías del idioma y fanáticos de la lengua para este fin. En una parte de España, Cataluña, cada vez cuesta más encontrar rótulos públicos, nombres de calles o señales de tráfico en español. Y se multa, se acosa y se margina a quién quiera defender su derecho a expresarse en castellano. Hay que acabar ya con esta vulneración de los derechos civiles de millones de españoles.
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