Es interesante conocer ciertos personajes pintorescos. Uno los puede conocer a través de la prensa o los medios de comunicación. Ahora bien, tener el placer de departir con ellos en una festividad tan andaluza y universal como el Rocío implica que las partes se relajen y comenten aquello que en público lo dicen, pero en petit comité. Las personalidades aludidas forman parte de Súmate. Ya, de entrada, esta organización no dice toda la verdad. Se definen como una entidad apartidista sin ánimo de lucro. Teniendo en cuenta que varios de sus miembros se están ganando la vida bajo el amparo de ERC, lo de apartidista está demodé. Y el lucro es a título personal, claro.
Cuando alguien sin conocerte y sin saber de qué manera y cómo piensas empieza a hablarte mal de ciertas personas es que tienen un problema. Evidentemente lo alaban a uno por el hecho de ser de un partido –en este caso el PP- porque “somos personas coherentes con nuestro pensamiento”. Por el contrario, los del PSC no son de fiar. Y esto lo dice un personaje que durante 20 años estuvo afiliado a este partido. Curioso. No me extraña que sus ex compañeros no lo saludaran. Y, encima se ofendió. Es que la gente es muy mala.
En el año 1964 Francisco Candel fue clarividente al decir en Los otros catalanes que aquellos hijos de la inmigración un día dirigirían la política catalana. Y no sólo la política. En esto tenía razón. El término charnego era la pieza clave de ese estudio sociológico. El baby boom y la inmersión de los inmigrantes provocaría que la estructura social catalana cambiara. Algunos quisieron ver en esta inmigración una mano negra de Franco para cargarse a los catalanes. Algunos de los miembros de Súmate, como Eduardo Reyes, forma parte de este libro de Candel.
Años después publiqué en Claves históricas del independentismo en Cataluña, que el problema el problema del independentismo estribaba en el hecho siguiente. Aquellos inmigrantes de Candel o los hijos de aquellos inmigrantes, en mayor o menor medida perdieron sus raíces. Ni eran andaluces, ni eran extremeños, ni eran gallegos, ni eran… ni era catalanes. Al estar en tierra de nadie se adueñaron del catalanismo y se convirtieron en independentistas. Querían ser más catalanes que los nacidos aquí. De ahí el gran número de apellidos castellanos en las filas de ERC.
Extremaron su pensamiento para conseguir una identidad. De ahí que en las filas de ERC exista un Súmate. En esto fueron inteligentes los de ERC. Era una necesidad social. Me recuerda el hecho que muchas personas de raza negra se hacen musulmanes. Dicen que es la única religión que los trata como personas. Los mismo pasa con esto, el extremismo independentista les ha devuelto unas raíces que habían perdido. Ni uno son más o menos personas por hacerse musulmanes. Ni los otros son más catalanes ni tienen más raíces catalanas por ser independentistas. Por mucho que lo intenten –y a pesar de las palabras de Pujol que “catalán es todo aquel que vive y trabaja en Cataluña”- la realidad es que siempre los catalanes “de soca-rel” los consideraran de segunda o charnegos.
Ahora bien, a esto a ellos les importa poco. Al contrario. Se sienten orgullosos de lo que son porque sólo son eso. Dicho de otra manera. Han interiorizado tanto ciertos preceptos que llegan a ser más papistas que el Papa. ¿Esto es bueno? Quizás para ellos haya sido la solución para definirse como personas, pero a nivel global, a nivel catalán, esta actitud es leprosa. La solución no pasa por ahí y los suyos lo saben. Y en el fondo ellos también son contrarios a la independencia. Viendo las casetas del Rocío no se les ocurre nada mejor que decir: “esta es la realidad de Cataluña”. Y es cierto. Celebrar el Rocío es una de las realidades de Cataluña. Aquella Cataluña que describió Candel. Ahora bien, lo que ellos ven no va ligado a un separatismo o independentismo. La mayoría de aquellas personas desean seguir como están. Se sienten españoles y orgullosos de haber hecho grande la tierra de acogida y en la cual han nacido sus hijos y nietos. Se sienten catalanes y españoles y no les hables de separatismo ni de irse de España.
Esta última frase no la entienden. Ellos no se irán porque conocen un poco de geografía y saben que no se puede separar el conjunto total de España. La Cataluña que nos quiere vender y nos venden los de Súmate en poco tiene que ver con la realidad. Están fuera de ella y, por eso, pierden fuelle. Lo inevitable es que Cataluña forma parte de España. Lo evitable es que en breve pasen a ser un pensamiento de segunda división. En fin, como diría Rafael el Gallo: “lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible”.
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