El sindicato Solidaridad y VOX han salido, también, a la calle en Tarragona para protestar por la subida desorbitada de la luz, del gas, de los carburantes y por el encarecimiento general de los precios, que está provocando una galopante inflación.
El sábado por la mañana algo más de un centenar de personas se han concentrado en Tarragona para clamar contra el Gobierno de Sánchez, en la céntrica Plaça de la Font, delante del Ayuntamiento. Entre los asistentes han estado los dos diputados de VOX por Tarragona en el Parlament, Isabel Lázaro y Sergio Macián. Y lo han hecho también para denunciar la total pasividad y el vergonzoso silencio de los llamados sindicatos de clase (en especial UGT, CC.OO).
Estos últimos, ante la que está cayendo, con un empobrecimiento cada vez más alarmante de la población, con un creciente paro, donde los jóvenes no parecen tener ningún futuro para poder formar una familia, han optado una vez más por plegarse y actuar como las fieles muletillas del gobierno de Pedro Sánchez, plagado de ineptos y despilfarradores, y en Cataluña del demencial gobierno de la Generalitat, que nos están llevando a la ruina.
Para estos sindicatos, por lo visto, no existen razones suficientes para salir a la calle, pero si las hubo por razones mucho menos graves para convocar reiteradas huelgas generales contra otros gobiernos. Ahora estos apesebrados sindicatos viven muy bien con las millonarias subvenciones (este año más de 17 millones de euros) con las que son generosamente regados, al igual que hacen con tantos y tantos inútiles “chiringuitos” amigos.
Para estos no hay restricciones. Los oligarcas sindicales, no tienen ningún reparo en consumar, una y otra vez, su vileza y su traición al conjunto de los trabajadores, comportándose como los “palanganeros” del gobierno de Sánchez y de la Generalitat. Su único grito parece ser: Y ¡otra de gambas y cava!. En Cataluña además, traicionando el sentir de los sectores más humildes de la población, se vienen posicionando claramente del lado de las tesis nacionalistas y secesionistas de la burguesía, y si se manifiestan lo hacen, bajo “esteladas” junto a los que piden que se excluya totalmente el español en las aulas.
No es de extrañar que la Generalitat les haya concedido la “Creu de Sant Jordi”, algo sólo reservado a los más adictos al régimen nacionalista. Aquí, hasta los sindicatos anarquistas, traicionando su propia historia, se han plegado al nacionalismo. ¡Ay! Si algunos viejos sindicalistas levantaran la cabeza. Seguramente los correrían a todos a gorrazos.
Salvador Caamaño Morado
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