Las recientes agresiones a los vigilantes de seguridad del metro deben hacer reflexionar al Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona y al de la Generalitat. Ya se suman por decenas las agresiones en los últimos años y en lugar de remitir aumentan. Algo que ocurre también en el transporte de Cercanías.
Todos nos queremos sentir seguros cuando viajamos en el transporte público, pero aquellos que nos protegen y garantizan nuestra seguridad en cumplimiento de las normas, se sienten desprotegidos por las Administraciones. Deberían tener más apoyo, más recursos y mejores retribuciones. No puede ser que muchos cobren sólo 20 euros al mes en el plus de peligrosidad; no debemos olvidar el riesgo que corren en su actividad laboral, y más cuando la inseguridad en nuestra ciudad ha aumentado, siendo para los barceloneses el principal problema según el Barómetro Municipal.
Los expertos nos dicen que para sentirnos seguros en el transporte público se deben tener en cuenta algunos aspectos. El primero es la prevención; nuestras administraciones se han centrado más en los sistemas de vigilancia en lugar de establecer protocolos de detección y prevención de posibles amenazas. El segundo es la gestión de los conflictos, no puede ser que las agresiones continúen y no se cambien los protocolos con el consenso de los vigilantes. El primero y el segundo influyen en el tercero, la percepción de seguridad que ahora está en decadencia.
Al fin y al cabo, lo que está ocurriendo en el transporte público no es más que el fiel reflejo de la situación actual de inseguridad que tenemos en Barcelona y en Catalunya. El 21% de los barceloneses consideran que el problema más grave que tiene nuestra ciudad es la inseguridad. La percepción se corresponde con la realidad, ya que los datos confirman que a lo largo del 2021 los delitos han aumentado un 10% en relación al 2020.
En este artículo hablamos al principio de las agresiones sufridas por los vigilantes del metro. Es urgente establecer, con el consenso de los trabajadores, empresas y administraciones públicas, nuevos protocolos eficaces de actuación, con más recursos y mejora de sus retribuciones.
No podemos olvidar que nuestro transporte público debe ser seguro para los barceloneses y para todos los turistas (que tras la pandemia), nos volverán a visitar. Está en juego también la imagen de nuestra ciudad. Barcelona, además de todo lo que ofrece, debe garantizar seguridad.
Marilén Barceló- Concejal de Valents en el Ayuntamiento de Barcelona
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