Me pregunta el director de este periódico si Plataforma Per La Llengua debe recibir subvenciones públicas.
Ni Plataforma per la Llengua ni ninguna otra de las cabezas asociativas de la hidra nacionalista deben recibir ni un solo céntimo del erario público ya que su objetivo es construir ese “lebensraum” (o espacio vital) catalán excluyente y fascista en el cual la gente que no “pensamos” como ellos (entiéndase como un eufemismo) no tendríamos derechos civiles y seríamos señalados y marcados con una letra escarlata o una estrella de David por hablar una lengua, el español, que “atenta” contra la única base identitaria que esgrime el nacionalismo como justificación para sus desmanes: el catalán.
El tema de la lengua catalana no es cuestión baladí ya que Plataforma per la Llengua, los mismos que están orgullosos de espiar a nuestros hijos en el recreo (tienen publicado el estudio en su web), se autodenomina “la ONG del catalán” cuyo objetivo es “promover la lengua catalana como herramienta de cohesión social” o más bien de exclusión social de los que nos enorgullecemos de tener dos lenguas y de la riqueza y la amplitud de miras que ello comporta, dejando atrás ese acusado provincianismo reduccionista tan propio de los incultos regímenes totalitarios y de sus voceros.
El nacionalseparatismo catalán es, de manera irrefutable, un nacionalismo lingüístico, sino asociaciones del odio como Plataforma per la Llengua no existirían. Se imbrica perfectamente dentro de ese proceso nacionalizador puesto en marcha por Pujol el Andorrano y culminado con “maestría” por el Tripartito. Para muestra un botón, tratan de “ensanchar la base social” (una de las grandes obsesiones de los nacionalistas) ya que desde la Plataforma trabajan “en los diferentes territorios de habla catalana y desde una perspectiva transversal en el ámbito socioeconómico y audiovisual, en la acogida y arraigo lingüístico a los recién llegados, en las universidades y en la educación y en las administraciones, entre otros”, es decir, en ese “anschluss” (o anexión) de barretina que supone esa entelequia llamada “Païssos Catalans” y en “catalanizar” a todo bicho viviente (aunque tenga 4 patas) mediante la imposición de la lengua única, el catalán, y la expulsión de la lengua común, el español, y de los vínculos afectivos que ésta crea con el resto de los españoles.
Recordemos que desde Plataforma per la Llengua son además los creadores de esa herramienta fascista en forma de aplicación móvil que señala a los comercios que no usan el catalán señalando a los “disidentes” (entiéndase por disidente aquel ciudadano que, en virtud de sus derechos civiles y constitucionales, escoge usar una de las dos lenguas oficiales reconocidas tanto por la Constitución como por el Estatuto de Autonomía para usar libremente la que le parezca).
Por lo tanto, ninguna organización colaboradora con el régimen totalitario del nacionalismo catalán debe recibir ni un solo céntimo más (si lo permitimos en sólo 5 años puede ser tarde) ya que la única cosa que hacen, siguiendo las órdenes de los jerarcas nacionalseparatistas que les alimentan con buenos estipendios, es sembrar las semillas del odio colectivo que, poco a poco sin que muchos se hayan dado cuenta, han ido creciendo como la mala hierba hasta arruinar los antaño prósperos campos de la razón, de la concordia y la libertad que tan buenos frutos habían regalado a nuestra querida tierra.
Pau Guix
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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