
Plataforma per la Llengua, la entidad nacionalista que se autodenomina la “ONG del catalán”, recomienda a los castellanoparlantes que viven en Cataluña pasarse al catalán para evitar que la sociedad les cuelgue la etiqueta de “inmigrantes”. Es lo que reza su manual El catalán también es mío. Guía para nuevos y futuros hablantes del catalán, un folleto de 73 páginas en el que dicha plataforma proporciona diversos argumentos para persuadir a los catalanes que se expresan en castellano —así como a los inmigrantes que procedan de otros países— de abandonar el uso público de su lengua materna a favor del catalán.
Entre las razones que aporta la guía para sustituir una lengua por otra, sobresale la arriba mencionada: evitar que los demás nos vean como a un extranjero. Así, bajo el epígrafe ¿Por qué tengo yo que hablar catalán?, la plataforma explica que solo los que hablan en catalán son percibidos como tales en Cataluña. “Si has nacido aquí y tus padres o abuelos han nacido en Andalucía o Extremadura, por ejemplo, seguramente has vivido una experiencia bastante curiosa pero también desconcertante: en Cataluña te llaman ‘castellanohablante’ o ‘castellano’, mientras que en el pueblo de tus padres eres ‘el catalán”. En cambio, sostiene el libreto, “una vez que empiezas a hablar en catalán te conviertes en catalán en Cataluña y en el pueblo”.
A continuación, la plataforma añade que al adoptar el catalán no solo gozarás de más oportunidades laborales y ofrecerás ejemplo a hijos y amigos, sino que “culminarás el esfuerzo iniciado por tus padres y abuelos cuando vinieron a vivir a Cataluña e hicieron que este país prosperase, e incluso culminarás tu esfuerzo por incorporarte a la sociedad de esta tierra, y dejarán de verte como un ‘inmigrante”.
El argumento también sirve para los ciudadanos nacidos en el resto de España o en el extranjero: “Aprender y hablar catalán, si hace poco que has llegado a Cataluña con el objetivo de mejorar tus condiciones de vida, hará que te sientas más arraigado en tu país de adopción e indicará a todo el mundo que estás dispuesto a hacer un esfuerzo para prosperar, con lo que dejarán de tratarte como ‘inmigrante’ o ‘forastero”.
El mensaje de que el catalán es la única lengua que protege a los ciudadanos frente al estigma social se repite una y otra vez a lo largo del manual. Por ejemplo, a la pregunta ¿Pero no me estoy convirtiendo en “nacionalista” si me pongo a hablar catalán? No quiero que me etiqueten, el libreto ofrece la siguiente respuesta: “Ya, pero es que hablar sólo en castellano o no hablar en catalán también es una forma de etiquetarse. De hecho el catalán sirve para eliminar etiquetas, sobre todo la de ‘inmigrante’ y la de ‘castellanohablante”. Y aclara: “El catalán es nuestra lengua común, la que hace quitarnos etiquetas que duelen mucho”.
La consideración del catalán como “lengua común” de Cataluña es otro asunto al que el libreto otorga gran importancia. Sobre este aspecto, y tras puntualizar que la comunidad catalana no es bilingüe sino plurilingüe porque en ella se hablan “más de 250 lenguas”, el texto deja claro que “no cualquier lengua tiene legitimidad para desempeñar la función” de lengua común. “Esta legitimidad deriva de la vinculación de la lengua al territorio en el que se ha hablado históricamente y a la tradición cultural del mismo”, asegura. Siendo así, establece que el único idioma que cumple estos requisitos es el catalán, lengua que “hace que nos sintamos ciudadanos de pleno derecho”.
Los postulados que defiende la guía —reeditada en diversas ocasiones y disponible en la web de la Plataforma— no sorprenden al jurista y expresidente de Sociedad Civil Catalana Rafael Arenas, que considera que a “Plataforma per la Llengua se les puede tachar de muchas cosas, pero no de falta de coherencia”. Y es que, según Arenas, “no es ningún secreto que el objetivo primordial de esta organización es que el catalán reemplace al castellano en todos los ordenes. Es decir, aspiran a un país lingüísticamente puro”.
Por otra parte, advierte de que las promesas de que adoptando el catalán ningún castellanohablante será excluido no son ciertas. “No hay más que fijarse en los círculos del poder para constatar que los que mandan siguen siendo los de los 80 apellidos catalanes”.
Desde su creación en 1993, Plataforma per la llengua se ha visto salpicada por la polémica en diversas ocasiones. La última vez ha tenido lugar este mes de julio, cuando la entidad —que desde 2012 ha recibido del Govern 3,7 millones de euros en subvenciones— reveló que vigiló sin consentimiento a escolares de 50 colegios públicos para comprobar si hablaban catalán durante el recreo.
Por Óscar Benítez
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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