Este miércoles por la tarde cerca de tres mil vecinos de L’Hospitalet de Llobregat y Esplugues de Llobregat, ciudades gobernadas por el PSC, se han manifestado por las calles de estas dos localidades para exigir soluciones contra la inseguridad y el incivismo. Ha sido una concentración organizada por comerciantes y ciudadanos y que se ha hecho viral en redes sociales y mediante carteles hechos a base de fotocopias.
El alcalde de L’Hospitalet, David Quirós, y el de Esplugues de Llobregat, Eduard Sanz, llevan poco más de un año en su cargo, y fueron puestos para intentar darse a conocer en el cargo y así reeditar el gobierno municipal socialista, táctica habitual del PSC. Quirós sustituyó a Núria Marín y Sanz a Pilar Díaz, dos ediles que contaban con un amplio apoyo popular en sus respectivas ciudades.
Pero ni Quirós y Sanz han sabido evitar el deterioro de la seguridad ciudadana en sus calles, y su única política es descalificar a los vecinos hartos de la delincuencia, acusándoles de difundir «bulos» y de ser agentes de la «extrema derecha». El PSC vende que no hay un aumento de la inseguridad, sino de la «sensación de inseguridad». Mientras, los chorizos campan a sus anchas.
Y es que en las calles de estos municipios se multiplican las quejas por robos, peleas, okupaciones ilegales y actitudes incívicas que alteran la convivencia. Los comerciantes aseguran que la clientela ha disminuido por miedo, y las familias evitan algunas zonas al caer la noche. Los alcaldes insisten en que trabajan para reforzar la seguridad y aplicar planes de convivencia, pero el descontento es palpable y muchos lo atribuyen a una gestión que califican de poco ambiciosa y desconectada de la realidad diaria de los barrios.
En L’Hospitalet, la segunda ciudad más poblada de Cataluña, la indignación se ha disparado en barrios como Bellvitge, La Florida, Collblanc o La Torrassa donde se acumulan quejas por trapicheos, apuñalamientos, peleas, robos y ruido nocturno. En Esplugues, más pequeña pero con problemas similares, los vecinos alertan del aumento de robos en comercios y viviendas. También denuncian la falta de presencia policial y que la delincuencia actúe con impunidad.
A día de hoy, el malestar continúa creciendo y amenaza con convertirse en un conflicto político de gran magnitud en el área metropolitana de Barcelona. L’Hospitalet y Esplugues son solo dos ejemplos visibles de una problemática que afecta a muchas ciudades, pero en estos municipios el enfado vecinal ha alcanzado niveles difíciles de contener.
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