Lluís Llach, uno de los cantautores más ‘plastas’ de la historia de la música española, ha tenido el ‘honor’ de ser nombrado ‘ministro’ sin cartera de ‘gobierno en el exilio’ del prófugo de la justicia Carles Puigdemont, el Consell per la República.
Este chiringuito del todavía líder de Junts para hacer ver que es algo más que un presunto delincuente en busca y captura, y que seguro que nos costará — de una manera o de otra — una pasta a los contribuyentes, gozará del ‘magisterio’ de Llach, que será el ‘consejero político’ del ‘presidente’ Puigdemont.
Llach, que con el paso del tiempo se ha convertido en una caricatura de si mismo, y se ha convertido en un cantautor gruñón que va repartiendo carnets de catalanidad según la adhesión de los ciudadanos a las ocurrencias de Puigdemont, sigue en su proceso de degradación política.
Desde el púlpito del Consell de la República este ex músico podrá seguir dando la lata con sus peroratas a los catalanes separatistas que no son de la cuerda de Puigdemont, y seguir ofendiendo con sus ocurrencias a los catalanes no separatistas hartos que Junts y ERC intenten convertirles en extranjeros en su país. Por suerte, lo que dice Llach cada día interesa a menos gente.
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