El pasado martes 11 de junio se aprobó el Real Decreto 534/2024 por el que se regulan los requisitos de acceso a las enseñanzas universitarias oficiales de Grado, las características básicas de la prueba de acceso y la normativa básica de los procedimientos de admisión. Pese a los requerimientos que diferentes entidades hicieron al Ministerio de Educación, los informes que se presentaron y los artículos que se publicaron, las futuras pruebas de acceso a la Universidad (PAU/EBAU) que se harán en las distintas comunidades autónomas a partir del año 2025, muy probablemente seguirán presentando grandes diferencias de dificultad, es más, seguramente estas serán mayores que las actuales. Ello se debe a los siguientes aspectos de este nuevo Real Decreto:
a) No se ha establecido la obligación de incluir las llamadas “matrices de especificaciones”, es decir un listado detallado de los temas que entran en cada materia, así como el porcentaje en el que cada uno de ellos ha de influir en la calificación final del examen. Las del año pasado se establecieron en la Orden PCM/63/2023, de 25 de enero. Sin las matrices de especificaciones es muy difícil que en todas las comunidades autónomas se examine a los alumnos de los mismos contenidos.
b) Se ha establecido un modelo de pruebas de tipo competencial, sin especificar los contenidos a saber, ni los niveles de exigencia a aplicar. Debido a ello es seguro que aumentará la transversalidad de las preguntas y con ello la diversidad de los saberes que se consideren básicos en cada una de las comunidades autónomas.
c) No se han establecido medidas que permitan asegurar que se seguirán los mismos criterios de corrección en todas las comunidades autónomas.
d) No se han establecidos instrumentos de coordinación entre las distintas comunidades autónomas, que permitan asegurar que se cumplen los principios de igualdad de oportunidades, capacidad y mérito que son criterios indispensables d estas pruebas, ya que ellas regulan el acceso de nuestros alumnos a todas las universidades españolas.
En base a los aspectos antes mencionados es muy probable que aumente, todavía más la heterogeneidad de las pruebas en cuanto a los contenidos básicos y en cuanto a su dificultad relativa. Las calificaciones que se den en las distintas comunidades autónomas no serán pues homologables y, por lo tanto, no se deberían utilizar para determinar la prioridad de entrada en las universidades españolas, ya que hacerlo sería una arbitrariedad que perjudicaría a todos los alumnos que quieran iniciar sus estudios de Grado en una comunidad autónoma distinta a la suya, especialmente perjudicará a los que más se han esforzado.
La única solución para intentar mejorar esta situación es que las comunidades autónomas que lo deseen, voluntariamente, se pongan de acuerdo para hacer la misma PAU/EBAU. Esto sí aseguraría que las plazas universitarias se den en función de la capacidad de los alumnos, es decir se respete el principio básico de igualdad de oportunidades.
Por otro lado, hacer una misma PAU/EBAU permitiría no tener que repetir el trabajo de la elaboración de las pruebas en cada una de las comunidades autónomas, como pasa actualmente. Bastaría formar una comisión con especialistas de cada materia procedentes de cada comunidad. Esta comisión se podría mantener durante varios años para aprovechar así su experiencia. Hacer esto sí sería respetar la igualdad de oportunidades de todos los alumnos.
Antonio Jimeno. Acción para la Mejora de la Enseñanza Secundaria (AMES)
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