Pere Aragonès avisó en su discurso de investidura que su único horizonte era la República catalana y tomó posesión del cargo sin acatar explícitamente la Constitución. Y entendemos que no haya rectificado. Si a su jefe, Oriol Junqueras, que intentó dar un golpe de Estado, lo indultaron sin haberse arrepentido y asegurando que lo volverá a intentar, ¿para qué va a disimular?
ERC y Junts podrán intentar rebelarse una y otra vez contra nuestra democracia, hasta que les salga bien y ganen la partida. A fin de cuentas, si los indultan una vez sin arrepentirse, pueden volver a conseguir medidas de gracia cuando se lo propongan, bastará con que sus votos sean necesarios en el Congreso.
Siempre que se sea un delincuente separatista que odie a nuestro país, y tenga un puñado de diputados dispuestos a pactar con el Gobierno de turno, conseguirá lo que desee. Basta con cantar “indúltame otra vez”, y el BOE estará a sus pies. O, directamente, le darán la amnistía, que es el camino que parece que conseguirá Carles Puigdemont a cambio de su apoyo a la investidura de Sánchez.
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