El exdiputado en el Congreso por Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Joan Tardà, se ha convertido en una voz cada vez más clara a favor de ensanchar la base de las izquierdas catalanas con el objetivo de construir un nuevo proyecto republicano, no solo para Cataluña sino también con aspiraciones para toda España y así acabar con el actual sistema constitucional que rige España y entregar la gobernabilidad a una reedición del Frente Popular.
En sus intervenciones más recientes, Tardà articula una visión que va más allá del tradicional eje soberanista: plantea una alianza entre fuerzas de izquierda —soberanistas, federalistas o no— con el horizonte de una España republicana de izquierdas. El proyecto de Gabriel Rufián de unir a las izquierdas a la izquierda del PSOE es la continuación de las propuestas de Tardà, no en vano ambos hicieron tándem durante años al frente del grupo de ERC en el Congreso.
Para Tardà, esa “gran coalición” de izquierdas debe partir de la idea de que la secesión catalana no agota el proyecto político; más bien, deben ser instrumentos al servicio de una “liberación social” más amplia. Así lo ha expresado al afirmar que el objetivo no es únicamente “ser independentista”, sino “proclamar la república catalana” como parte de un proyecto que responda también a desigualdades sociales, energéticas o democráticas.
En este marco, Tardà argumenta que la acumulación de fuerzas de izquierdas “no puede venir de los pactos con la derecha o el centro-derecha catalán”, sino de alianzas entre formaciones que compartan principios de justicia social, autonomía democrática y republicanismo. Su metáfora recurrente es la de una suerte de “frente amplio de izquierdas” catalán que pueda aglutinar activismo, partido e instituciones.
Paralelamente, Tardà ha mostrado un respaldo explícito al líder de su partido, Oriol Junqueras, considerando que reúne la experiencia, el reconocimiento y las “prestaciones” necesarias para liderar ese proyecto que él propone. Esta combinación de respaldo interno y reformulación estratégica del partido le otorga a Tardà un papel de articulador de la corriente que busca que ERC sea, asimismo, más de izquierdas y menos enclavada en la mera etiqueta de «separatista».
Pero el proyecto que defiende Tardà no está exento de desafíos y resistencias. Dentro de ERC conviven corrientes que insisten en mantener la secesión de Cataluña como eje central y exclusivo, y otros sectores críticos consideran que cambiar esa hoja de ruta podría debilitar la identidad del partido. En ese sentido, el respaldo a Junqueras funciona como factor de cohesión, pero la tensión entre “ser solamente independentista” y “ser más izquierdista y republicano” sigue abierta.
En definitiva, la figura de Joan Tardà emerge como la de un estratega que busca convertir ERC en el aglutinador de una izquierda catalana amplia, plural, con vocación estatal y republicana que acabe con el actual sistema constitucional. Su propuesta de “ensanchar la base” —con el apoyo de Oriol Junqueras— aspira a que el partido deje de ser una fuerza exclusivamente orientada a la independencia y se proyecte como motor de un proyecto más integral de transformación social y política.
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