El partido amistoso propagandístico entre las selecciones de fútbol de Cataluña y Palestina, programado para el martes 18 de noviembre, se encuentra rodeado de una notable incertidumbre tal y cómo ha recogido Nació Digital. A escasas dos semanas de la fecha prevista, aún no existe una confirmación oficial del estadio ni se ha iniciado la venta de entradas. Esta negligencia organizativa ha provocado una oleada de críticas contra la gestión del Ayuntamiento de Barcelona, liderado por el socialista Jaume Collboni.
Inicialmente, el Estadio Olímpico Lluís Companys de Montjuïc había sido anunciado como sede del encuentro. Sin embargo, el silencio administrativo respecto a la logística del evento es total. Esta situación contrasta con la relevancia propagandística del partido, destinado a mantener el foco mediático sobre la delicada situación en Gaza.
La plataforma Act x Palestine, que agrupa a diversas entidades, ha elevado la voz de alarma. Denuncian la parálisis en los avances logísticos y exigen una respuesta inmediata por parte del gobierno municipal. La organización subraya la importancia de que el partido se juegue en la capital catalana y en un estadio de gran aforo.
El asunto se ha convertido en un nuevo foco de tensión política en el consistorio barcelonés. ERC, socio prioritario de Collboni, ha presionado al alcalde para que garantice la celebración del partido en Montjuïc. Los republicanos exigen movimientos urgentes para evitar un cambio de sede o una cancelación.
El concejal de ERC, Jordi Coronas – que viajó en la ‘flotilla’ pro Hamás liderada por Ada Colau -, ha apelado a los compromisos recientes del PSC, como la creación del llamado «Distrito 11» para hermanar Barcelona con ciudades palestinas.
Para Coronas, la inacción del gobierno socialista es injustificable. Asegura que el equipo de Collboni tiene la obligación de «garantizar la plena operatividad del estadio». La crítica apunta directamente a la doble vara de medir de la administración municipal en este tipo de eventos de calado ideológico.
El edil de ERC ha puesto como ejemplo la situación en el País Vasco. Allí, la selección de Euskadi se enfrentará a Palestina unos días antes, y el estadio de San Mamés ya está reservado. Además, han logrado una exitosa venta de más de 35.000 entradas en muy poco tiempo. Un contraste demoledor con el caos catalán.
En Barcelona, la situación es opuesta. No hay promoción alguna del encuentro ni se ha habilitado la venta de entradas. Las entidades temen que esta falta de gestión sea una estrategia para trasladar el partido a un campo más pequeño o, incluso, fuera de la ciudad.
La pelota está ahora en el tejado de Collboni. Su respuesta determinará el compromiso real de su gobierno con las causas que la izquierda dice abanderar y demostrará si la postura del PSC vuelve a ser una mera fachada política.
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