Aquel obscuro diputado elevado a la categoría de presidente, que prometió en su toma de posesión salvar a la «ahogada y humillada» Cataluña la ha llevado al desastre, él ha huido dejando en la estacada a todos sus votantes y ya no digamos a sus consejeros, y demás adláteres y ha ido cambiando, un día sí y otro no, de declaraciones y grandes palabras se ha convertido en un epígono de aquel famosos farsantes que narró Indro Montanelli en su libro “El general della Rovere” que convirtió en película emblemática Roberto Rossellini que tenía la inmensa cualidad de hacer un cine enraizado con aspectos sociales y humanistas.
El veto de la CUP a Artur Mas en el 2015 según ellos para “a efectos de garantizar la estabilidad parlamentaria y fortalecer la acción de gobierno durante esta legislatura, la CUP-Crida Constituent” ha logrado hacer un pan como unas tortas. Y aquello de “garantizar la estabilidad parlamentaria y fortalecer la acción de gobierno” se ha convertido en una inmensa tragedia para Cataluña que al final lo que ha conseguido ha sido que la autonomía catalana sea intervenida nada más y nada menos que por el opresor y represor gobierno español que convierte a los catalanes en súbditos y hasta en esclavos según declaraciones de algunos de los diputados que “defienden” al pueblo catalán de semejante ignominia. Además de romperla socialmente y enfrentarla.
La obra trata de un hecho verídico que le ocurrió a Montanelli cuando fue hecho preso por los nazis alemanes en 1944, condenado a muerte consiguió escapar en la cárcel donde conoció a un gran estafador Giovanni Bertone que haciéndose pasar por coronel Grimaldi, antifascista con contactos con las autoridades nazis que por el pago de significativas cantidades prometía liberar a presos, el dinero se evaporaba, detectado por los nazis lo mandaron a prisión y allí le hicieron que se hiciera pasar por el general de la Rovere clave en la insurrección italiana contra la invasión y le liberarían por esos servicios y allí el estafador se fue obsesionando tanto de su papel de héroe que al final fue fusilado.
Acá sabemos que no llegará el agua al río pero a Puigdemont, con la anulación de la orden de detención europea, le ha pasado un poquito como al estafador Bertone. Ha querido jugar el papel de héroe de perseguido por la justicia española a la que define como politizada que no le haría un juicio justo sino amañado, político.
Y huyó a un país en donde España con su leyenda negra del Duque de Alba, los Tercios de Flandes. Y el independentismo flamenco lograría que en vez de ser juzgado por todos los delitos que ha cometido sería sólo por malversación. Pero el juez Llarena cree que la cobardía de huir de Puigdemont no le debe dar ventaja sobre los que se quedaron en España, anula la orden.
Puigdemont encabeza una lista electoral de nuevo cosa extraña cuando sus partidarios han cantado, exigido, vociferado que los imputados de otros partidos no pueden ir en las listas. Pero a él lo llevan nada menos que de candidato a la presidencia. Pero ahora Puigdemont, como el estafador Bertone, se encuentra frente la realidad y no le queda otro remedio que ser prófugo por Europa o el mundo durante 20 años o de verdad ser un auténtico general de la Rovere y ponerse al frente de los jueces españoles, esos que tanto ha denostado y defenderse como marca la ley y la justicia de esta España horrible que él define.
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