‘Una Cataluña independiente debería relegar la lengua castellana en el sistema educativo y los medios de educación, y en ningún caso convertirla en oficial’. Este era el mensaje que repetían hasta la saciedad los participantes en una mesa redonda de la Universidad Catalana de Verano, que se celebró en 2016 en Prada (Francia).
La conferencia en la UCE se desarrolló con el manifiesto Koiné bien presente. Este manifiesto propone acabar con el bilingüismo para conseguir la subsistencia del catalán.
Este hecho motivó que el diputado Gabriel Rufián abandonara la conferencia visiblemente molesto.
Porque Rufián siempre ha querido jugar a mostrar dos caras bien visibles para conseguir el máximo de votos para su partido, Esquerra Republicana. De ahí que en los últimos años haya montado unos cuantos numeritos en el Congreso en favor de los ‘presos políticos’ (según su terminología), y luego se permita dar lecciones de ‘sensatez’ a los partidos de izquierdas durante la fallida investidura de Pedro Sánchez.
Defensa del secesionismo más radical los lunes, miércoles, viernes y sábados; mostrar cierta sensibilidad hacia la lengua española los martes; atacar al separatismo más ‘friki’ los jueves y los domingos, para honrar a Mossèn Junqueras, a descansar. Esta es la hoja de ruta particular de Gabriel Rufián.
(Nota de la redacción: Por un error se nos coló un texto y un titular que era un borrador y se ha difundido. Este es el texto definitivo. Les pedimos disculpas)
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