Ferran Pedret ha conseguido el premio a su disciplina de partido tras tragarse dos sapos de difícil digestión, uno ideológico y otro de carácter orgánico. El segundo fue aceptar, sin resistencia, su destitución – fue vendida como una ‘renovación’ – como primer secretario de la poderosa Federación de Barcelona del PSC y su sustitución por Sara Jaurrieta hace poco más de un mes.
Pedret acaba de ser nombrado presidente del grupo del PSC en el Parlament, lo que le ha llevado a cierto cambio de imagen, y ha ido abandonando sus tradicionales camisas de cuello Mao – muy populares entre cierta izquierda – para ir adoptando la americana, camisas más convencionales y corbata, un ‘look’ más adecuado para el primer partido de la cámara, que además es el que da sustento al Govern.
Este nombramiento reconoce, sobre todo, la disciplina de Pedret, que siempre ha sido uno de los más fervorosos defensores de la causa palestina dentro del PSC, y que apenas levantó la voz cuando Pedro Sánchez dio hace año y medio un volantazo en la política tradicional del PSOE y reconoció las reivindicaciones marroquíes sobre el Sáhara.
La familia política de Pedret se disputaba, desde hace años, la hegemonía en la federación socialista de Barcelona con el grupo encabezado por el actual delegado del Gobierno en Cataluña, Carlos Prieto. El alcalde Collboni decidió acabar con este enfrentamiento apoyando a Sara Jaurrieta y pidiendo a Pedret que dejara la primera secretaria y a Prieto la secretaria de organización.
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