La violencia callejera en defensa del rapero Hasel es un ejemplo más de la aplicación del método del Golpe de Estado Blando ideado por el politólogo Gene Sharp. No precisa movimiento de tropas ni entrar armado en el Congreso de los Diputados, como pasó el 23 de febrero de 1981, y es mucho más eficaz. Sus sucesivas etapas son:
- Se aprovecha un incidente apropiado para hacer una manifestación pacífica, al final de la cual actúan grupos violentos entrenados que intentan que haya víctimas entre el resto de manifestantes, los cuales no se dan cuenta de que están siendo utilizados.
- Las manifestaciones se repiten hasta que haya víctimas graves, por ejemplo un muerto, lo cual les sirve para justificar más manifestaciones y más violencia. Los políticos de los partidos que están detrás del golpe condenan la violencia policial y piden responsabilidades políticas. Sus periodistas afines les dan la razón en los medios de información en los que trabajan y piden explicaciones al Gobierno.
- Los violentos plantean iniciar un “diálogo” encaminado a solucionar el problema. Como requisito previo, piden la liberación de los detenidos, que se expediente a los responsables policiales, así como el cese del responsable de interior, al que se señala como el responsable de todo lo sucedido.
- Los violentos exigen decisiones que el gobierno no puede cumplir porque o van contrala ley, como es un referéndum sobre la secesión de una parte del territorio, en el que solo puede votar una parte de los ciudadanos, o porque no tiene suficientes recursos, como es poder acabar con todos los problemas económicos y sociales existentes en medio de una pandemia.
- La gente considera que acabar con todos los problemas sociales, como piden los violentos, es algo muy deseable, sin darse cuenta de que los están manipulando, porque no hay dinero para ello. Como el Gobierno no puede dar todo lo que les piden, empieza a expedientar policías y luego cesa al responsable de interior, disimulándolo con una renovación ministerial.
- El partido mayoritario en el gobierno, desprestigiado e incapaz de solucionar los problemas, cae en la trampa de aceptar la ayuda como mediadores de los partidos que lo apoyan. Como estos dan la razón a lo que piden los violentos, al final no le queda más remedio que convocar nuevas elecciones, las cuales obviamente ganan los que han promovido el golpe.
Para evitar el éxito de un golpe de estado blando, los ciudadanos deben de dejar de participar en unas manifestaciones que siempre acaban en violencia, deben considerar que los que queman contenedores, destruyen escaparates e incendian tiendas son los malos y que los que tratan de evitarlo, que son las fuerzas de seguridad, son los buenos y, lo más importante, deben de dejar de votar a los partidos que no condenan a los violentos, es decir deben darse cuenta de que esos partidos los están intentando manipular.
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