Anna Grau es una periodista todoterreno que estuvo en el que me gusta denominar como ‘lado oscuro’ de la fuerza, pero por suerte hace más de una década pasó a la ‘luz’. Vamos, que de formar parte del mainstream nacionalista vio que la buena convivencia entre todos los españoles valía la pena, y que era mejor la concordia que el victimismo constante. Además de mantener una buena relación con esta comunicadora de primer nivel, tuve el honor que se dejara entrevistar para mi libro ‘Me gusta Catalunya, me gusta España’, y me ayudó a presentarlo en el Centro Cultural Blanquerna, en Madrid. Tocaba una entrevista en profundidad, y una heladería del centro de Madrid sirvió de marco.
¿Por qué aceptaste la oferta del presidente de SCC, Fernando Sánchez Costa, para formar parte de su junta directiva?
Siempre he sido muy alérgica a afiliarme a nada, ni siquiera a un club de petanca, pero lo vi claro porque hay un momento en el que, por muy individualista que seas, te sientes mal si no aportas algo. Y Societat Civil Catalana es tan plural, y acoge a tantas sensibilidades, que me encuentro cómoda y quise dar un paso adelante.
¿Qué opinas de la polvareda que se levantó a partir de unas declaraciones de Sánchez Costa, que llevó a réplicas y contraréplicas?
Como periodista sé que, a veces, las entrevistas las carga el diablo. Las palabras del presidente Sánchez Costa se sacaron un poco de quicio, y algunos titulares no hacían justicia a lo que pretendía explicar. Recomiendo la tribuna que publicó hace unos días en El Mundo, en el que se explica bien lo que quería decir. Y muchos podemos estar de acuerdo con el punto de vista que defendía. De hecho, me extrañó que hubiera polémica.
¿Por qué?
Le acusaron de “cambio” y “deriva” y lo que aprecié fue un salto de pantalla. Si luchamos para superar el ‘procés’ y sus consecuencias sobre la sociedad catalana, hay un momento en que llega ‘el día después’, y se ha saber gestionar. Puedo desear con toda mi alma que ciertas personas asuman sus responsabilidades políticas, o penales. ¿Pero qué hago con mi padre? Él fue a votar el 1 de octubre. Pasó de votar a CiU toda la vida a creerse toda esta historia. Y hay algo que nunca perdonaré a los líderes independentistas.
¿El qué?
Sabía que mi padre podía a ir votar el 1 de octubre, como quien va a comprar un ‘tortell’ de nata a la pastelería. Si yo fumo un porro de manera deliberada en un lugar público, he de tener claro que me pueden llamar la atención. Si hago un acto ilegal conscientemente, sé que igual me toca asumir las consecuencias. Pero a mucha gente como a mi padre no se le explicó claramente la barrera entre lo legal y lo ilegal, lo cívico y lo incívico. Y tuve miedo que el 1 de octubre se hubiera metido en una situación complicada. Por suerte, no sucedió, pero alguien debería asumir esta irresponsabilidad colectiva. Y cuando llegue ese un ‘día después’ habrá que gestionar una situación en la que hay centenares de miles de personas, como mi padre o mi hermana que no han hecho nada malo, solo se han dejado arrastrar a una anomalía democrática.
¿Cómo se hace algo así?
Nadie lo sabe, es la gran pregunta. Pero hay que poner encima de la mesa que media Cataluña ha de volver a casa. Lo que no implica ni promover indultos, ni que la gente no pague por sus errores, sobre todo los de mala fe. Está claro que el ‘procés’ exige soluciones políticas, pero también penales si alguien ha incumplido la ley. Volviendo al tema de las declaraciones de Sánchez Costa…
Perfecto, cuéntame…
El tema se ha ido reconduciendo y se ha visto que no existe tal conflicto. Lo bueno de SCC es que conviven diferentes sensibilidades. Por ejemplo, el vicepresidente Xavier Marín ha defendido que los partidos independentistas no puedan presentarse a las elecciones. Yo no estoy de acuerdo, pero entiendo que alguien lo proponga. Lo bueno de Societat Civil Catalana es que hay debate. Y ese debate también está en la sociedad española, y eso es positivo.
Los dirigentes secesionistas siguen sin mostrar arrepentimiento de las ilegalidades que han cometido. ¿Eso puede cambiar?
Será porque soy madre, pero ciertas baladronadas no me las creo. Un niño pequeño cuanto más chilla es cuando tiene más miedo. Los independentistas saben que han perdido, saben que esto tiene los días contados, saben que están enfadados los unos con los otros, saben que no pueden confiar en el de al lado, saben que hay gente en la cárcel porque el ‘otro’ se ha largado… Lo que dicen son fanfarronadas para impresionar. ¿’Tornarem a fer’ qué? ¿El ridículo?
¿La evolución lógica del pujolismo de la ‘puta y la ramoneta’ era llegar al 1 de octubre?
En absoluto. Creo que pasó lo siguiente: CiU era un partido ‘ad hoc’, creado alrededor de una persona, Jordi Pujol. Fue un caso parecido al de la UCD y Adolfo Suárez. Una vez que Pujol ‘muere’ políticamente hablando y se acaba su hiperliderazgo, antes de que se supiera cuánto iba a quedar tocada su figura por el tema de la ‘deixa’, lo lógico era que ERC heredara la condición de partido hegemónico dentro del nacionalismo. Pero una serie de mentes pensantes dentro del espacio convergente, entre ellos Artur Mas, deciden no aceptar este relevo natural y apuestan por adelantar a Esquerra siendo más independentistas que nadie. Con un agravante que a mí me ponía de los nervios.
¿Cuál?
Como Artur Mas era un hombre que iba de traje, en Madrid muchos le veían cómo a alguien que podía parar esta deriva independentista, cuando era el principal instigador. Como su secesionismo era inventado, de laboratorio y no sincero, no lo podía parar. Un señor que es independentista desde los años treinta sí que lo podía hacer, pero no alguien sobrevenido como Mas. La falta de talla política de no admitir que CiU sin Pujol no era posible nos ha llevado a esta situación.
¿Cómo se puede desmontar en la mente de dos millones de personas un relato tan falso como el del “mandato del 1 de octubre”?
Esa es la gran pregunta, y es lo que quería plantear Sánchez Costa. Desde que soy madre sé que cuando las discusiones son en familia tener razón es solo parte del problema. No puedes prescindir de parte de la familia porque estén equivocados. Mi padre no me ha dejado de querer, aunque yo sea la ‘oveja negra’ porque todos son independentistas, ni yo tampoco. ¿Cuál ha sido la manera que hemos encontrado para convivir? No hablar del tema. Cuando estoy en su casa vemos ‘First dates’. Ni él ve TV3, ni yo digo lo que pienso.
Pues poner a toda Cataluña a ver ‘First dates’ no sé si será la solución…
Socialmente hay que elaborar una propuesta mucho más elaborada de la que cada familia ha encontrado al independentismo. Es muy duro admitir que te has equivocado, que te han vendido una utopía negativa…
¿Una utopía negativa?
A los independentistas no les han vendido esperanza e ilusión, han apelado a los peores instintos de la gente, al derrotismo, al miedo de algunos catalanes a verse superados por las circunstancias o a perder la ventaja histórica que han podido tener en otros momentos. En vez de enseñarles a superar sus debilidades, les han incitado a culpar de ellas al de enfrente.
Se ha incitado a estos catalanes a mostrar la peor versión de sí mismo…
Sí, pero tengo mucha fe en nuestros conciudadanos y estoy convencida de que encontrarán la manera de salir de ahí. Y los catalanes que no caímos en esta trampa ideológica tendremos que ser generosos. Yo misma fui catalanista en su día, y podría volver a serlo en el marco de un catalanismo no independentista y no excluyente. Pero cuando en el ‘pack’ iba el independentismo y el odio a lo español, tiré el catalanismo por la ventana. Tuve que elegir. Para mí fue fácil, porque estuve sometida a una dosis tan masiva que para tragártela tenía que tener o mucha ingenuidad o un elevado grado de cinismo. Pero si no creyera que esto tiene remedio no estaría hablando contigo ahora, estaría viendo ‘First dates’.
Parte del secesionismo institucional y mediático, con Quim Torra al frente, ha intentado pasar del “España nos roba” al “España nos mata”, y ha desarrollado una teoría de la conspiración sobre una teórica participación de los poderes del Estado en los atentados de Barcelona y Cambrils. ¿Hay sectores del separatismo que han apostado por el ‘todo vale’?
Siempre he dicho que el atentado de Las Ramblas significó un punto de inflexión. Lo noté en mi entorno, a la crispación le salieron alerones. Había un calendario de mamarrachadas, de desconexión, y esta masacre terrorista lo aceleró todo, porque una vez más se intenta tapar con una fanfarronada lo que era una insuficiencia. Los Mossos d’Esquadra se quedaron solos, y ni son un cuerpo de elite antiterrorista, ni sus responsables políticos le dejaron coordinarse debidamente con los demás cuerpos y fuerzas de seguridad. Fue un fracaso en toda regla. Es verdad que estos atentados son muy difíciles de prevenir, porque los terroristas no acostumbran a hablar por teléfono de sus acciones. Y aunque los tengas pinchados estás haciendo seguimiento a diecisiete mil, porque los servicios secretos pinchan a cualquiera que entre en una web y ponga ‘Alá es grande’ y el reto es saber cuál de los diecisiete mil te la va querer meter. Pero es que en este caso hubo la suerte de la explosión de la casa de Alcanar, que los Mossos se la comieron.
Pues de servicios secretos algo sabes, que escribistes un libro…
Sí, y me tuve que morder la lengua, la mano y algunas cosas más porque veía un error tras otro. Y da mucho ‘yuyu’ criticar a un cuerpo policial cuando hay muertos encima de la mesa, crees que los agentes hacen lo que pueden y la culpa es de los políticos. Pero es que encima se pusieron a marcar paquete. Es que hay que acordarse de que el Mayor Trapero parecía ‘Harry el sucio’. Y había que ver a Joaquim Forn, distinguiendo entre “víctimas catalanas” y “víctimas españolas”. Había que verles presumir de cada fallo de coordinación y de seguridad como si fueran éxitos. Había que verles aprovechando la manifestación en solidaridad con las víctimas para silbar al Rey. Todo aquello, que en su día o nos lo callamos o lo dijimos con la boca pequeña para no liarla con un tema tan luctuoso, de un tiempo a esta parte al ver que no son un país ‘de verdad’ y que ‘su’ policía no es de ‘verdad’, ni puede parar amenazas ‘de verdad’ desemboca en unas acusaciones al CNI por una teórica, y falsa, vinculación con los atentados. Es de una vileza y una abyección… A veces al pueblo, en su bondad, le cuesta darse cuenta de la clase de malas personas que tienen al frente de departamentos clave de la Generalitat.
¿En Madrid se da por superado el desafío secesionista?
En Madrid se ve como una serie, y la tentación de saltarse capítulos de este culebrón es muy fuerte, porque es muy aburrido y muy frustrante. Cada vez que hay una novedad, a alguien le cuesta unas elecciones o un disgusto político, y existe la tentación de inhibirse. Pero últimamente detecto que ciertas pulsiones constitucionalistas, que ciertos partidos que habían desertado, se están volviendo a interesar, y de manera más discreta, lo que es de agradecer porque en los próximos meses vamos a necesitar mucha sintonía.
Enric Millo, antes de ser nombrado alto cargo del gobierno andaluz, fue acosado en Cataluña por el secesionismo simplemente por hacer cumplir la ley. Tanto él como su familia han sido perseguidos. ¿Qué opinas de este tipo de ‘cacería’ al discrepante?
Tuve la suerte de que cuando me desenganché de ‘la tribu’ estaba en Madrid. Llegué como delegada del diario Avui y cuando en el 2003 tengo incomodidades, se produce mi desgarro, y me desengancho del catalanismo, yo estaba en Madrid. En la época más dura, cuando me llaman “puta” en Twitter o alguien dice que se avergüenza por haber estudiado conmigo yo no estaba en Cataluña. Por lo tanto, poco puedo decir a alguien que vive en Cataluña y está aguantando de todo. Parte del problema es haber cedido espacios al independentismo, pero entiendo humanamente al que dice “hasta aquí”, sobre todo si tiene familia. Es un fracaso cívico y colectivo lo que le ha pasado al señor Millo, y no tiene nada que ver con compartir o no sus ideas, no se puede permitir que se expulse a alguien del espacio político de esta manera.
¿Qué te parece en lo que se ha convertido TV3?
Como dice Ferran Monegal, se ha convertido en ‘tele indepe’, no es una televisión para todos los catalanes, solo lo es para los convencidos. Esto ya lo viví cuando estaba en medios de la ‘órbita’, como el Avui. Insistían mucho en la “clave catalana”, ya que decían que si no lo dábamos “nosotros” en esa “clave” no lo iba a dar ningún medio no catalán. Y eso es una trola. Pero todavía sirve de excusa a TV3, que si fuera una cadena privada lo vería respetable. Pero siendo con fondos públicos, se ha de criticar.
Por Sergio Fidalgo
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