Alejandro Fernández, presidente del PPC, sale de su silencio en esta primera entrevista a los medios tras el varapalo de las elecciones del 14-F. Mañana jueves le esperan plazas más duras, empezando por RAC1. Él tiene capacidad y vergüenza torera, uno de los mejores parlamentarios de la cámara catalana, y sin lugar a dudas el mejor presidente del PPC después de la decapitación de Alejo Vidal Quadras en los Pactos del Majestic. Educado y de trato afable, con él entró en el Parlamento un modo parlamentario desenfadado servido en discursos irónicos que acabarán creando escuela. Una manera de ridiculizar lo que es ridículo, aunque no se vea así por el empeño de la tramoya mediática nacionalista en presentarlo como el camino a Ítaca.
PREGUNTA: Alejandro Fernández fue el líder mejor valorado en los debates de los constitucionalistas ante las elecciones catalanes del 14-F, pero el peor tratado por los electores. ¿Qué explicación das a esa supuesta paradoja?
ALEJANDRO FERNÁNDEZ: Ojalá tuviera la receta porque la podríamos rectificar y en las próximas arrasaríamos. Después de darle muchas vueltas, creo que desde el Partido Popular planteamos una campaña donde trasladamos a la sociedad catalana que podríamos aportar un gobierno distinto, no independentista, y nadie creyó que eso fuera posible.
P: Déjame que haga de abogado del diablo. Todo empezó quizás con la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del Congreso, y se agravó después con una mala estrategia de fichajes de Lorena Roldán y Eva Parera y la vuelta a las andadas de Pablo Casado en la entrevista de RAC1 donde vuelve al apaciguamiento con el nacionalismo. Y más teniendo como rival a un toro bravo como Vox y a un Cs herido compitiendo en un mismo espacio electoral. ¿No fueron errores del propio partido?
A.F. Yo los puedo aceptar, pero permíteme que te haga algunas enmiendas. Uno, el tema de la absorción de un espacio político alrededor de una sola fuerza política, hace muchísimos años que circula en Cataluña, como condición sine qua non para que el constitucionalismo sea capaz de armar una mayoría; nosotros lo intentamos, no salió bien pero lo que nadie me puede reprochar, es que la persona que había sido elegida democráticamente en primarias de Cs se integrara como número dos del PP, democráticamente elegida por el 80 por ciento largo en primarias en el PP. Por lo tanto, el intento ahí estaba. La segunda, el mundo constitucionalista, a lo que debería aspirar, es a ganar al independentismo, no a hacerle la prueba del algodón a todo el que se incorpora al constitucionalismo; y me explico, Eva Parera tiene una frase que la hubieras firmado tú, Antonio, y que dijo después de haber dejado el mundo del catalanismo, porque efectivamente había estado en Unió y dijo, ya en la candidatura de Manuel Valls, que el catalanismo estaba muerto, textualmente, y que además había sido cómplice necesario de lo peor que le había pasado a Cataluña en todos estos años.
Y cuando fue de número dos de Manuel Valls nadie emitió ninguna objeción, todo el mundo le hizo las palmas, Manuel Valls era la única alternativa posible al separatismo, llega al PP y todo el mundo se pone a revisar las hemerotecas, que no las revisaron cuando fue de número dos de Manuel Valls. Y justo cuando ficha por el PP, todo son problemas. Hombre, pues no me parece justo. Lo que has descrito como política de fichajes, electoralmente no ha funcionado, pero yo debo decir que no ha sido un error y además creo que lo que electoralmente no ha funcionado aquí, va a ser la antesala de lo que va a funcionar en toda España. Estoy seguro de ello.
P: Corre el rumor, que hay ciertas personas dentro del PP que quieren cortarte la cabeza. Entre ellas Josep Bou, concejal de Barcelona o el alcalde de Badalona, García Albiol. ¿Qué hay de cierto en todo esto?
A.F: (Sonrisas) Uno no puede aspirar a tener el apoyo de quien nunca se lo libró. Y yo soy experto en ganar primarias arrasadoras contra el aparato del partido que nunca me libró apoyo en Tarragona ciudad, en Tarragona provincia y en Cataluña. Si uno analiza mi trayectoria, no veo a ningún padrino poderoso detrás de la misma, y como ahora el PP funciona con primarias, que es una bendición del cielo que me ha caído, y es que votan la bases. Pues como votan la bases, me van a tener que aguantar un tiempo, porque las bases lo demostrarán en las urnas.
P: Hemos llegado a un punto donde la conllevancia se ha hecho imposible y solo nos espera que los nacionalistas alcancen sus objetivos, o la nación constitucional española los derrote. ¿Estás de acuerdo con esta posición binaria?
A.F: Yo creo que hay una tercera, y es la más peligrosa. No creo que España se vaya a romper a corto plazo, yo creo que el separatismo se va a aliar con Podemos y con una parte del PSOE para intentar convertir a España en una república como paso previo a una república catalana. Yo no veo al nacionalismo catalán con la fuerza suficiente a corto plazo para plantear ningún tipo de desafío. Creo que ello ya lo tienen claro y las divisiones entre ellos ya son un hecho, pero donde sí que creo que tienen unidad de acción y capacidad de erosionar es de trasladar temporalmente al Congreso de los Diputados la idea de la mutación constitucional. La sensación que tengo es que antes de una nueva declaración unilateral en el Parlament se van a dar muchos pasos en el Congreso, que tienen que ver con dos cosas, la primera es el intento de convertir la forma de estado en una república. Y, segundo, la posibilidad de votar el derecho de autodeterminación.
P: Insisto, ¿existe alguna otra posibilidad ante esa dicotomía de, o vence el nacionalismo o vence el Estado?
A.F: La dicotomía es falsa. Lo que tú has catalogado como ellos, son Estado. Ese es el gran problema que tenemos. Ellos no son una gente que ha venido aquí a ejercer de pandemia y a contaminar la vida, son Estado, lo han sido siempre…
P: Pero también el virus, el coronavirus (le interrumpo) forma parte de nuestra naturaleza, de nuestra biología…
AF: (Me insiste) Son Estado, y lo han sido siempre. Conviene recordar que estos mismos pactaron con Felipe, pactaron con Aznar, pactaron con Zapatero, pactaron por dos veces con Rajoy, que cabe reconocerle que fue quien les cortó. No es una batalla del Estado contra ellos, es un problema interno del propio Estado que ha de resolver. Y, de hecho, yo sigo convencido de que siguen formando parte del Estado a pesar de todo.
P: Volvamos al manicomio catalán. Usted ha abierto un espacio para la ironía y el desenfado en el Parlamento de Cataluña con intervenciones gloriosas como la dedicada, con canción incluida, al “españolazo” de Torra, o el zasca de fina ironía dirigido a Laura Borràs para recordarle que ya es “funcionaria del Estado”. ¿Está el horno catalán para bollos irónicos y desenfadados, o estamos en una fase peligrosa para la convivencia?
A.F: Yo estoy más por la segunda opción. Cierto, pero no me corresponde a mi ejercer el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la Monarquía. Yo soy un parlamentario, mi labor es legislar, y en su caso, oponerme a las leyes que salgan del Parlament que me parezcan inconstitucionales o malas para Cataluña; de hecho las últimas que han ido al Constitucional, que son la llamada Ley okupa, la de la Limitación del Precio del Alquiler, y el Impuesto de Patrimonio han ido al constitucional por iniciativa del PP catalán, pero yo no soy una fuerza del orden, sólo soy un parlamentario. Para mi ejercer el parlamentarismo es vencer con el poder de la palabra, el garantizar la ley y el orden corresponde a otros poderes del Estado, no al poder legislativo. Piensa Antonio, que no hay nada que les moleste más, a excepción de encarcelarles por incumplir la Ley, que el que se rían de ellos, les pone de los nervios, porque les pone ante el espejos de su propia ridiculez y de su esperpento. Charlie Chaplin fue el gran maestro, demostró que el totalitarismo te puede dominar circunstancialmente pero nunca va a conquistar tu alma.
P: Vamos a una cuestión capital, Cayetana Álvarez de Toledo considera que la batalla cultural es imprescindible para volver a reconducir a la izquierda reaccionaria, al nacionalismo, y a las nuevas sectas de la identidad al modelo ilustrado de enfrentar la política. ¿Cómo se puede hacer eso en un partido que la destituyó de portavoz del Congreso y después la negó en Cataluña?
A.F: Yo comparto el diagnóstico que hace Cayetana de casi todo, pero tengo algún matiz, que además lo he hablado con ella. Vamos a ver, la batalla cultural no solo es el feminismo y la cultura de la cancelación, también es la batalla del derecho a la propiedad privada, y la libertad educativa, lo digo porque esa nunca nadie la da y yo ya sé que es más jugosa mediáticamente la otra. Yo creo que hay que dar la batalla cultural, por supuesto que sí, y creo que el PP históricamente ha tenido un problema con ese asunto, pero también ha dado y logrado algunos logros históricamente en ese campo. En los años noventa, la idea que se podía crecer, crear empleo en lugar de repartir el trabajo como sostenía Felipe González, que España no tenía por qué estar condenada a un 25% de paro y que España era una sociedad laboriosa fue una batalla cultural que el PP dio. La idea de que España no solamente debía conquistar Europa, sino que debía ser la puerta atlántica de Europa, fue una batalla cultural, la idea de que España podía tener una puerta a EEUU, que podía recuperar las relaciones con Israel, después del antiamericanismo feroz, y un cierto antisemitismo en la época del franquismo o del anti sionismo, fueron batallas culturales y la derecha española las dio y las ganó.
Es verdad que ahora hay algunas batallas que la derecha española no ha dado y que generan una situación de angustia que están detrás del resultado de VOX. Es verdad que detrás del resultado de Vox están algunas renuncias del PP. Últimamente detecto que para algunos sectores de la derecha española la batalla cultural se reduce al feminismo. Y a mi me parece que las barbaridades que están ocurriendo en España, en relación a la educación y a la propiedad privada, nadie lo considera batalla cultural.
P: (Le contradigo) Que a mi me conste, Cayetana entiende la batalla cultural en todos los sectores, por supuesto en el educativo, en la defensa de la propiedad y de la libertad, etc. Creo que nadie que plantea la batalla cultura la reduzca a sectores selectivos, y menos la reduzca al feminismo.
A.F: Lo he dicho en general, ya lo sabes, Antonio, que cuando fue destituida del cargo de portavoz solo salió un cargo a defenderla (ríe).
P: Algún disgusto te daría el atrevimiento.
A.F: Alguno, alguno (nos reímos juntos).
P: ¿Por qué se permite en un Estado democrático de Derecho que el hijo de un catalanista pueda recibir la clases en su lengua materna y mi hijo no?
A.F: Porque entonces deja de ser un Estado Social y de Derecho – responde irónicamente – Ese es el problema. Ese es el problema de España hace muchos años. El problema es grave. Muchos estamos en política por eso, más allá de izquierdas y derechas.
P: ¿Por qué la exclusión, la vejación, el insulto a los judíos en la Alemania nazi era fascismo, y en Cataluña vejar, insultar, odiar, excluir a los españoles es libertad de expresión, o incluso el derecho de una nación oprimida a conjurar a sus opresores?
A.F: Permíteme que te haga una objeción a esa disyuntiva. Y lo digo con amargura. Después de cuarenta años hay que reconocer que no se puede comparar una situación a otra. Aquí no se ha exterminado a 6 millones de personas por su ideología. Pero la segunda, que es la que me genera más amargura, es que no percibo que esa parte de la sociedad que esté dispuesta a defender sus derechos y libertades con firmeza, y que ha habido una parte que ha aceptado acríticamente este escenario. Y eso es triste. Nos corresponde a los políticos liderarlo, pero eso hay que decirlo.
P: Alejandro, me inquieta lo que dices. Comparar el nacionalismo catalán con el nazismo sería de idiotas, es evidente. No se trata de eso. Ahora bien, si tu juzgas las intenciones de odio, exclusión, desprecio a colectivos, sean judíos, españoles, negros…, y los mecanismos que disponen para conseguir ese fin, independientemente de la fuerza y de los fines que persigan, no hay diferencia alguna entre Goebbels y cualquier gabinete de comunicación de propaganda del catalanismo. Incluso te digo más, Goebbels sería hoy un monaguillo comparado con las estrategias de manipulación del nacionalcatalanismo. Juegan con ventaja, claro, aprendieron sus técnicas y añadieron las suyas.
A.F. Pero en aquel tiempo de entreguerras no existía el PSC. Es el que se encarga de desmentir, no de desmentir del todo, sino de darte la razón, en el diagnóstico, pero contradecirte en la terapia, y por desgracia la gente ha comprado eso. Piensa que el PSC acaba de lograr un resultado prácticamente idéntico al de hace tres años de Cs. La gente ha depositado su confianza en aquellos que les han dicho que, estos que tu acabas de describir con admirable precisión, tienen un poquito de razón. Y eso ha votado la gente.
P: Sí, pero no confundamos los términos, el malo de la película es el que pone la bomba lapa debajo del coche y no el Guardia Civil por no mirar debajo de él.
A.F: Antonio, hazte esta otra reflexión: el PSC, que hace lo que hace, se lleva treinta y tres [escaños], y a nosotros, que lo único que hacemos es coger a gente que sí, que hace diez años dijo lo que dijo pero que ahora reniegan de ello, y se nos hace la prueba del algodón de la pureza. Y eso es injusto.
P: Sí, es verdad, sí. Pero ahí aparece de nuevo la batalla cultural que no se ha dado. ¿Por qué esa clase media catalanista de derechas calla, o incluso colabora con el fascismo posmoderno de sus partidos y con la violencia fascista de las CUP? Te lo pregunto con palabras gruesas, no para ponerte en un apuro, sino para plasmar la realidad cruda que esconden con palabras bellas. Cada vez que oigo hablar a Laura Borràs, escucho a una sectaria, la típica generación supremacista salida de la factoría del pujolismo, pero nos da lecciones de democracia. Aunque siempre acaban recurriendo a algún general.
A.F: Siempre ha pasado lo mismo, flirtearon con Primo de Rivera y con Franco cuando estaban a punto de perderlo todo, pero antes de buscar a Primero de Rivera o a Franco estuvieron estado flirteando con ese ambiente.
P: Alejandro, una maldad más, si dices lo que dices ¿por qué un partido como el PP vuelve una y otra vez a las organizaciones empresariales catalanas, que una y otra vez callan o colaboran con el nacionalismo?
A.F: Pues porque el PP es un partido de la Transición, es el heredero de la UCD, es el partido que recoge el testimonio del consenso constitucional. Y es verdad, mi partido pactó con el nacionalismo y pactó con el nacionalismo la Transición, y pactó con el nacionalismo lo que vino después. Cuando has pactado eso, es muy complicado que de un día para otro te hagas una enmienda absoluta, porque cuando todo eso falla, nacen otras formaciones políticas que salen limpias de ese acuerdo. Yo en ese sentido soy conservador, yo asumo el legado de mi partido, asumo incluso el Majestic. Es muy difícil haber sido el interlocutor del catalanismo en Cataluña. También hay que decir, que quien tuvo oportunidad de cambiar esa dinámica [Cs], la tiró por la borda.
P: El 4 de Mayo Isabel Ayuso puede inaugurar en España un antes y un después en la relación de fuerzas entre la derecha y la izquierda?
A.F: Creo que Ayuso sacará un resultado excepcional, eso provocará una reacción por parte de la izquierda y el nacionalismo, pero creo que después del 4 de mayo el PP volverá a ser favorito para gobernar España. Estoy convencido.
P: ¿Por qué los políticos mienten más que hablan y los ciudadanos no los castigan en las urnas?
A.F: Porque la gente desea ser engañada. Hoy las RRSS están provocando un escenario político donde el electorado sólo recibe información que le interesa y que ya se ajusta a sus ideas preconcebidas.
P: ¿Qué pregunta te harías tú, que no te hecho yo y te gustaría contestar?
Pregunta de A.F: Hay una que me tortura desde hace tiempo, y es: ¿Tiene futuro en Cataluña, después de la victoria de Cs y su posterior fracaso, una opción constitucionalista?
Respuesta de A.F: Yo creo que sí, pero tiene un corto plazo difícil, muy difícil, porque la gente no perdona.
P: Para terminar, te daré una serie de nombres y si así lo consideras, destacarás con una sola palabra o concepto, una virtud y un defecto. Hasta allí donde llegue tu atrevimiento.
JOAN COSCUBIELA: Orador brillante / Comunista.
CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO: Brillantez preclara / Algún punto inflexible.
ADA COLAU: Astuta / Frívola.
PABLO CASADO: Tiene un proyecto de España en la cabeza / Exceso de empatía.
MANUEL VALLS: Animal político/ Excesivamente frío.
ISABEL AYUSO: Valiente / Temeraria.
CARLES PUIGDEMONT: Aunque viviera siete vidas sería incapaz de verle alguna virtud a este hombre. Lo digo de verdad.
LAURA BORRÀS: Creo que es la persona más egocéntrica que he conocido en mi vida; es una gran propagadora de sí misma. Es una supremacista de libro. Está ella aquí (y señala el cielo), luego nadie (va bajando escalones), luego nadie, luego Dios y luego ya los humanos. Esa es ella.
ORIOL JUNQUERAS: Un tipo afable y agradable en el trato, pero con un punto mesiánico y lunático incompatible con la vida pública. Todos los mesiánicos lunáticos han traído lo peor a cualquier sociedad.
PEDRO SÁNCHEZ: Dicen que es guapo/ Personaje egocéntrico incompatible con la vida pública.
JOSEP BOU: Un hombre echao pa lante / A veces le pierde el ego.
SALVADOR ILLA: Un hombre amable, encantador, pero como Iceta, tiene un punto cínico.
PABLO IGLESIAS: Es un político / Tiene pulsiones autoritarias, es peligroso.
Barcelona. Miércoles, 7 de Abril de 2021. Antonio Robles
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