S.M. el Rey Don Juan Carlos ha expresado que lamenta sinceramente acontecimientos pasados de su vida privada y que ha conocido los decretos de la Fiscalía por los que que se archivan las investigaciones de las que ha sido objeto .
La Fiscalía General del Estado ha dilatado conscientemente y durante mucho tiempo esos decretos y además se permite interpretar sin imparcialidad alguna dichos decretos y tratar de aclarar cuestiones con ánimo muy sesgado que no son objeto del resultado de las investigaciones. ¿De quién depende la Fiscalía? ¡Pues eso!
El presidente del Gobierno se permite decir que exige explicaciones al Rey Juan Carlos I sobre sus fraudes a Hacienda, como publicó ‘El País’ el día de las manifestaciones feministas – el mismo día, hace dos años, que sabedor del peligro de la pandemia lo ocultó criminalmente a todos los españoles para seguir con la manifestación feminista -. En tono serio el jefe de Gobierno dice que «aún les debe una explicación a los españoles» y «que no son de recibo las informaciones que hemos conocido en este tiempo que son decepcionantes «. Ya había señalado en otras ocasiones que «las informaciones eran inquietantes y perturbadoras».
El Rey Don Juan Carlos, mal que le pese al jefe de Gobierno es, ya en vida, una de las figuras históricas que más ha hecho por España y por el mundo, en especial por nuestras históricas regiones de influencia, y una de las figuras más señeras de la historia universal ahora que, además, hace quince días, tras el comienzo de una trágica guerra en Europa, nos damos el mundo cuenta de la importancia e imprescindible necesidad de que los lideres mundiales sepan anteponer a todo el supremo valor de la libertad y la paz. El Rey Don Juan Carlos representa sin duda alguna esos supremos valores, así reconocidos por los más prestigiosos lideres del mundo de ayer y de hoy.
Nunca nadie logró una reconciliación y perdón en España tan profundo, tras una guerra fratricida y todos los trágicos antecedentes que la larvaron. Nunca nadie logró llevar un proyecto tan importante como el de dar paso a una democracia ejemplar, así reconocida por Occidente, amparar una Constitución en la que todos contribuyeron fueran del signo que fueran, y votada por la amplísima mayoría de españoles.
Nunca nadie logró una inmediata convivencia en paz y libertad, y un bienestar compartido por todos. Nunca nadie logró el pleno reconocimiento internacional y pasar a ser una nación respetada tras muchas décadas de ostracismo, y que además se nos considerara una democracia ejemplar. Significó la vuelta de España, tras casi dos siglos de sombra, a formar parte del eje de decisores mundiales y ser respetado muy principalmente nuestro importantísimo legado en la historia de la humanidad.
Nunca antes un Rey había logrado crear unas condiciones políticas, sociales, económicas y de convivencia que pensaran antes de nada en el firme porvenir y camino seguro de progreso para el presente y futuro de todos los españoles. Nunca antes nos hemos podido sentir los legítimos depositarios de un legado único gracias al Rey Don Juan Carlos, con un verdadero tesoro en nuestras manos tan difícil de haber logrado y que responsablemente hemos de fortalecer y saber transmitir, de nuevo con la inmensa suerte de tener un firme timón para ello en S.M. el Rey Felipe VI.
Nunca antes este legado, que ya es de todos, nos permite caminar con la necesaria seguridad por el proceloso mundo que nos rodea y saber que con ello y unidos, hemos de afrontar los retos que sin duda serán difíciles, pero que sin este legado serían imposibles de acometer.
Todo lo anterior es absolutamente incontestable y por ello el Rey Don Juan Carlos ya tiene un puesto privilegiado de reconocimiento mundial. Casi me da vergüenza tener que hablar aquí del presidente del Gobierno, y su bajeza en las calificaciones que emplea, y que le desacreditan por si mismo.
¿Cómo es posible que se permita decir nada, quien desde su alta responsabilidad institucional es el adalid de la mentira? ¿Cómo puede decir nada quien ha engañado a sus votantes y a todos los españoles? ¿Cómo puede decir nada quien ha ocultado el número de muertes por la pandemia y donde aún mueren trescientas personas al día de las que ni habla? ¿Cómo puede decir nada quien a sabiendas de la peligrosidad de la pandemia no avisa a los españoles y destituye a quienes la denunciaban al menos dos meses antes, en flagrante conocimiento criminal al no poner todos los medios para salvar una sola persona que fuera?
¿Cómo puede decir nada quien ha ocultado millones y millones de compras opacas y se niega a decir nada transparentemente? ¿Cómo puede decir nada quien permite que su Gobierno insulte al Rey Felipe VI , y lo hagan también otras instituciones como en Cataluña? ¿Cómo puede decir nada quien no protege la justicia y la insulta también su Gobierno diluyendo la división de poderes? ¿Cómo puede decir nada quien ataca desde su Gobierno la Constitución, o al Tribunal Constitucional? ¿Cómo puede decir nada quien se deja apoyar, para no desaparecer, por filoterrroristas, golpistas, xenófobos de todas las ideas, y comunistas bolivarianos ?
¿Cómo puede decir nada quien hace dos días miente en el Congreso diciendo que la inflación y el coste de energía se debe a la guerra que ha comenzado hace quince días, cuando las alzas insoportables de la luz, la energía y la inflación al menos son ya desde hace ocho meses, pero no contento se inventa que era algo que ya desde hace meses se debía achacar a Rusia?
¿Cómo puede decir nada quien en una trágica guerra que ha comenzado en Europa se permite en su Gobierno ministras alineadas con todo lo contrario a los valores de Europa y de la defensa de la libertad ante la acción de un genocida?
Es de una osadía de inaudita indecencia, una actitud sin vergüenza alguna, una indescriptible disposición a la inmoralidad más abyecta y a la consideración de la maldad sin escrúpulo alguno como única forma de entender la responsabilidad que tiene.
El Rey padre es ya una figura en los mejores puestos de la historia y los españoles no aceptamos las palabras perversas contra quien abdicó hace años y jamás ha estado llamado para dar explicaciones, como máximo derecho de todos los españoles, iguales ante la ley. El presidente del Gobierno ha usurpado tal derecho y lo ha pervertido ignominiosamente y conscientemente, contra quien no puede defenderse. Y lo ha hecho desde su mismísimo alto cargo institucional y en pleno ejercicio, atacando con toda la fuerza que le ampara, repito, mientras está en su alto puesto en plena función. Sin palabras.
Es tan rastrero e indigno que debe pedir perdón sin contemplación alguna pues, en palabras suyas, ahora sí, es muy «inquietante» y «perturbador» y más que «decepcionante» que un presidente de Gobierno actúe así, sin legitimidad alguna para aplicar comportamientos maquiavélicos y muy malignos. Y esto lo hace quien no tiene fuerza legal alguna para dar lección de nada. Y, por supuesto, tampoco fuerza moral alguna, ya que está en las antípodas de un comportamiento ejemplar, ya que más bien es un ejemplo preclaro de quien deshonra día a día su alta responsabilidad.
Amalio de Marichalar. Conde de Ripalda. Soria, 11 de Marzo de 2022
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