Pese a que los líderes separatistas presos no han dado muestra de ningún arrepentimiento, pese a que Pedro Sánchez afirmó hasta la saciedad durante la campaña electoral que no habría ninguna medida de gracia para ellos y pese al informe negativo de la Fiscalía, la realidad es que el Gobierno prepara el camino para el indulto.
Lo que sí parece complicado es que llegue antes de las elecciones del próximo 14 de febrero en Cataluña, si esto se produjera sería un varapalo importante para las aspiraciones electorales del PSC de Miquel Iceta.
En cambio, el deseo de Unidas Podemos, socio de gobierno de los socialistas, es que los indultos se firmaran cuanto antes, sabedores que ello no reportaría ninguna consecuencia electoral para la formación morada en las catalanas que se encuentran a la vuelta de la esquina.
La Fiscalía fue tajante y dura la semana pasada cuando señaló que no había “ninguna razón admisible en derecho” que justificara esta medida. Hacerlo, señalaron, supondría premiar “al gobernante desleal y corrupto”.
La vicepresidenta primera del Gobierno ha dejado claro este pasado lunes que la decisión de los indultos le corresponde tomarla al Ejecutivo, lo que sin lugar a dudas significa que se comienza a preparar un trato de favor para los que han puesto en jaque la convivencia en Cataluña y se saltaron el marco legal vigente.
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