Los catalanes pagamos una desproporcionada cantidad de impuestos, muy superior a la que abonan el resto de españoles. Y este esfuerzo económico no se ve por ningún lado. Tenemos fue una sanidad pública en decadencia, una de las peores educaciones públicas de España y una administración ineficiente más preocupada en garantizar que sus funcionarios trabajan lo menos posible que en servir a los ciudadanos.
Tenemos una policía autonómica que no ha sabido acabar con el crimen y este va en aumento, no solo en Barcelona, en toda Cataluña. La televisión pública de la Generalitat es un caladero para que ciertas productoras se forren y emitan mensajes sectarios que ofenden a más de la mitad de los catalanes.
Millones y millones de euros van a las arcas de entidades fanáticas dedicadas a la delación lingüística y a promover el odio hacia todo lo que huela a España. El dinero público va a todas partes menos donde es necesario. Se acaba de anunciar la creación de un cuerpo diplomático para fortalecer la política de acción exterior de la Generalitat, lo que es un insulto a los que pagamos impuestos. La competencia en Asuntos Exteriores es del Estado, pero en Cataluña no importa volver a duplicar una estructura administrativa más.
Tenemos una administración pública cara e ineficiente más preocupada en temas patrióticos que en el servicio a los ciudadanos. Los sucesivos gobiernos encabezados por CiU, Esquerra y socialistas no han hecho más que empeorar la situación. Cada año pagamos más y recibimos menos.
Cada año las empresas tienen que hacer más esfuerzos económicos para superar las trabas por parte de una administración más empeñada en regular que en facilitar el crecimiento económico. Los debates sobre infraestructuras, como el aeropuerto de Barcelona, son una prueba clara de que la clase política dominada por el separatismo y socialismo no buscan la prosperidad de Cataluña.
Algún día tendremos que decir «basta» a todos estos abusos, porque el dinero que tanto nos cuesta ganar a los ciudadanos no puede ir destinado a que una clase política alejada de la realidad se dedique a hacer ingeniería social desde la Generalitat.
NOTA: En estos momentos de crisis y de hundimiento de publicidad, elCatalán.es necesita ayuda para poder seguir con nuestra labor de apoyo al constitucionalismo y de denuncia de los abusos secesionistas. Si pueden, sea 2, 5, 10, 20 euros o lo que deseen hagan un donativo aquí.
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.