Con un par de buenas tetas. Bien grandes. Las más gordas. Y que sea preferiblemente rumana o brasileña, que son resultonas. Así es cómo se gana una mujer el puesto de Consejera de Enseñanza de la Generalitat para Lluís Salvadó de ERC, según una conversación telefónica de 2018.
Ahora, y tras seguir de forma reiterada mamando del erario público, ha sido recompensado una vez más con un buen chollete: presidente del Port de Barcelona.
Y claro, todo esto con el silencio cómplice de todas las mujeres que ocupan cargos electos no sólo en su partido, sino en otros, como por ejemplo el PSC, que ya expresado el máximo respeto por su nombramiento. Con un par.
EL pasado 25 de noviembre todos los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Lleida suscribieron el manifiesto emitido por la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, el Gobierno de España, las cuatro diputaciones catalanas, la Federación de Municipios de Cataluña y la Asociación de Micropueblos de Cataluña. Yo les recomiendo que se lo lean. Y seguramente entenderán por qué me negué rotundamente a suscribirlo.
La cuestión es que fue transformado en una moción, igual de hipócrita, presentada de forma conjunta por ERC, PSC, Junts, PP, Comú y Ciudadanos. Leída en voz alta por las concejales de esos partidos de forma solemne y contrita. Sin embargo, esas mismas voces callan frente a la promoción del señor cuya opinión de la valía de una mujer en política es que depende del tamaño de sus tetas. Igual de mudas permanecen cuando el machista milita en sus filas. Eso sí, salen en tromba cuando olfatean algún rastro de machismo en un político rival y entonces no tienen piedad.
Porque ahí radica el quid de la cuestión. No es el comentario o la actitud machista lo que hace que salten al ataque. Es quién dice el comentario.
Pasó igual con el bodrio de la Ley del Sí es Sí. Corrieron rápido a sumarse para que no les catalogaran de machistas, con mucho miedo y cobardía y muy poca vergüenza, sin importarles un bledo lo que podría sucederles a las víctimas.
Como tampoco les importan las mujeres ofendidas por las palabras de Salvadó. Total, las de las tetas gordas no son de las suyas. Y si lo son, a mirar hacia otro lado.
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