El Govern de Pere Aragonès tomó la decisión de imponer unas severas restricciones para tratar de controlar el avance del COVID-19 en Cataluña.
Para ello poco o nada les importo castigar con extrema dureza al sector de la hostelería y la restauración, así como al ocio nocturno, como si estos no hubieran sufrido ya la brutal crisis económica que les trajo la obligación de cerrar en la etapa más dura del coronavirus.
Pues bien, el resultado de esta nochevieja ha sido que las playas de Barcelona se han llenado de personas que han llevado a cabo fiestas ilegales y se han saltado el toque de queda impuesto a la 1 de la mañana.
En las imágenes que hemos visto gracias a los compañeros de Betevé, se puede comprobar como la inmensa mayoría de personas no llevaban mascarilla, ni guardaban distancia de seguridad alguna. Una situación lamentable mientras se obliga a cerrar al ocio nocturno.
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