El consejero de Interior, Miquel Buch, debería dimitir no solo porque es un chulo, o porque ha demostrado que para él los Mossos son su ‘cortijo’ particular, sino porque además es un ilustre inútil al que le va grande pertenecer a un gobierno, aunque sea autonómico.
Buch mostró chulería y falta de respeto al despreciar y minusvalorar la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias en los graves incendios de Tarragona. Lo que debería haber demostrado es humildad, reconocer que sin su ayuda el operativo hubiera sido un fracaso, y dimitir.
Pero en el Gobierno Torra cuánto más inútil eres, más apreciado eres por las filas secesionistas, y ya tenemos a Buch formando pareja estelar de ‘eficacia’ con Meritxell Budó, la portavoz del Govern que convirtió a Quico Homs en un estadista de talla mundial.
El consejero de Interior está destrozando los Mossos acelerando su conversión en policía política, al convertirla en un cuerpo que persigue a catalanes no nacionalistas mientras hace la vista gorda con los radicales secesionistas violentos.
Buch no tendrá la dignidad de dimitir, porque en un gobierno indigno como el de Torra, el fanatismo es otro valor en alza. Y fanático lo es un rato.
Comentario editorial de elCatalán.es
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