El periodista gerundense Albert Soler denuncia el doble rasero que se aplica en Cataluña con respecto a las corridas de toros y los ‘correbous’ que son típicos de las comarcas del sur de Tarragona. Lo ha hecho en el libro ‘Un botifler en la Villa y Corte’ (Editorial Península), que recientemente se ha presentado en Barcelona (acompañado de los periodistas Víctor Amela y Ramón de España) y en Gerona (con los también periodistas Sergio Fidalgo y Xavier Rius).
“En Cataluña no hay corridas de todos, que se prohibieron. Hay ‘correbous’, eso sí, que los catalanes somos más civilizados que los españoles, y en lugar de torear una res, le ponemos unas antorchas en los cuernos, o la echamos al mar, o nos divertimos tirándola de la cola y dándole puntapiés a pesar de que esté herida, en fin, esas cosas que demuestran que somos más europeos que el resto de españoles”, argumenta Soler.
Y añade que “por San Isidro los madrileños van a los toros. En Cataluña, si queremos ir a sufrir por la integridad de alguien, vamos a ver a lo castellers, o castillos humanos. A falta de toreros que puedan ser corneados, debemos conformarnos con ‘enxanetes’ – así se denomina al niño que trepa hasta lo alto de esos castillos, a veces hasta a diez metros del suelo – que puedan descalabrarse”.
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