El doble rasero que se cultiva en la política española, y singularmente en la comunidad autónoma de Cataluña, genera historias subjetivas y crea enemigos en forma de edificios.
Estos edificios, supuestamente malditos y fascistas (un adjetivo que de tanto utilizarlo sin concreción, se está desdibujando), son reclamados por los partidos políticos secesionistas y pseudo comunistas (sumados a sus numerosas asociaciones subvencionadas) para darles un objetivo histórico y pacifista pero de memoria selectiva.
Si bien, el fin podría ser loable, demonizar hasta a los edificios, roza la perversión moral, si saben que también han sido ocupados por sus afines ideológicos históricos y que cometieron innumerables atrocidades en la historia reciente.
El caso mas llamativo es la sede de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, asediada política, mediática y asociativamente por los políticos anteriormente expuestos.
Como expone el escritor César Alcalá en su libro: Chekas, las prisiones republicanas, dicho edificio fue sede, durante la Guerra Civil Española, de la Jefatura Superior de la Dirección General de Seguridad. Allí tenían despacho individuos que han pasado a la historia por su crueldad sanguinaria.
Por lo tanto, vemos que un edificio, que estos años se ha convertido en un referente icónico del constitucionalismo en Cataluña, es acosado sistemáticamente, de forma interesada e ignorando los datos históricos globales.
Resulta extraño que el análisis negativo y la imposición del relato ideológico por parte de los partidos políticos secesionistas y pseudo comunistas (sumados a sus numerosas asociaciones subvencionadas), deje de lado las 47 chekas o centros de detención (dónde se entraba vivo pero habitualmente no se salía igual) que hubo en la ciudad de Barcelona durante la Guerra Civil (datos específicos en el libro Chekas, las prisiones republicanas).
Es curioso que no se reclamen como centros de paz, las chekas o centros de detención que tenían la CNT-FAI, el PSOE, el PSUC, ERC o Estat Català. Todos los asesinados deberían tener el mismo valor si se quiere impulsar una cultura de la paz creíble. Cabe recordar que algunas chekas siguen presentes en la ciudad de Barcelona en forma de hoteles, palacios e incluso icónicos edificios históricos.
En resumen, la maldad es una condición humana y no arquitectónica. Utilizar argumentos manipulados con sesgos notables para atacar a un cuerpo policial de referencia democrática mundial y al conjunto del Estado social y democrático de derecho: es impresentable igual que el relato histórico ideológico que lo promociona.
Señores del Ministerio del Interior en Madrid, contra el vicio de pedir la virtud de no dar (máxime si son relatos sesgados y orientados maliciosamente).
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