Las mentes perversas que dirigen TV3 han podido causar graves daños a millones de catalanes que han sido expuestos a la radiación que la periodista Pilar Rahola exhala con sus comentarios, sus gritos y sus invectivas. Los estudios centrales de la cadena, en la localidad barcelonesa de Sant Joan Despí, se han convertido en el nuevo Chernóbil.
Entre los meses de marzo y agosto de 2020, Pilar Rahola estuvo en directo más de doce horas, con un total de 57 intervenciones, repartidas entre los programas Tot es Mou y Preguntes Freqüents, en la que expresó una serie de homilías que ha afectado al bienestar afectivo, espiritual y moral de una amplia parte de la población catalana.
Ya tarda la ONU en mandar una legión de inspectores a los estudios de TV3, vestidos con trajes de protección y detectores de radiación, para certificar que tras los más de cincuenta mitines de Rahola conviene rodear dichos estudios con un armazón de hormigón armado para sellarlos, y evitar que la radiación siga afectando al bienestar emocional de los catalanes.
De hecho, se especula con que el Tribunal Internacional de Derechos Humanos investigará los efectos de la ‘radiación Rahola’ en la población catalana, por si se hubiera cometido algún crimen contra la Humanidad. Les mantendremos informados, pero les rogamos que para evitar una mayor propagación de esta plaga, solo pongan TV3 si la habitación está forrada de plomo. O al menos con carteles de Carles Puigdemont.
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