Desde que comenzó el proceso secesionista la televisión de la Generalitat ha dejado de ser un servicio público para convertirse en una herramienta de propaganda del separatismo. Por eso la propuesta del candidato popular, Xavier García Albiol, de cerrar TV3 para volverla a abrir pero partiendo de cero, para crear una plantilla libre de sectarismo nacionalista es muy necesaria.
La gran mayoría de los catalanes ha desconectado de TV3, y ya no la siente como suya. Sus excesos y sus abusos a la hora de situarse en un espectro político, y su desprecio al resto de los catalanes que nos secesionistas la han convertido en un lastre para nuestra sociedad. Los medios de la Generalitat, tanto la televisión como la radio, tienen un coste de centenares de millones de euros que sufragamos todos con nuestros impuestos.
Y todo ello para que los partidos separatistas la utilicen para sus fines políticos. Una TV3 que no sea plural, neutral y, al mismo tiempo, respetuosa con toda la sociedad catalana, no tiene razón de ser. El debate que ha abierto Albiol es más que necesario.
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