
TV3 vive por y para el proceso secesionista. La televisión de la Generalitat se ha convertido en un mero altavoz de las consignas que cada día se crean en los departamentos de propaganda de los partidos independentistas.
En esta teórica televisión pública, reconvertida en el Pravda o el NODO de JxCAT y ERC, se ha dado voz a personajes irrelevantes cuyo único mérito era ser adictos a la causa separatista. Se ha insultado a líderes constitucionalistas. Se ha utilizado un lenguaje ajeno al periodismo y propio de la propaganda política, como ‘exiliados’ o ‘presos políticos’. Se ha manipulado. Se ha caricaturizado y denigrado todo lo que oliera a España.
También se ha degradado la imagen de las instituciones democráticas comunes a todos los españoles con un fervor cuasi religioso. Se ha satirizado a la Familia Real sin piedad, de una manera salvaje, buscando ridiculizar a Felipe VI como venganza por su papel decisivo a la hora de detener el golpe de Estado del 1 de octubre.
Desde prácticamente toda la programación de la cadena, abrazando casi todos los géneros televisivos, se han difundido las consignas de ERC y JxCAT, se ha contribuido a crear la condición de mártires de los políticos en prisión preventiva por intentar acabar con la democracia española o se han prestado un altavoz decisivo y continuado a los que defienden que el juicio que se desarrolló en el Tribunal Supremo es una auténtica farsa y que la sentencia está escrita antes de su inicio.
En la TV3 de Vicent Sanchis, Quim Torra y Pere Aragonés cualquiera que venda que España es un país poco democrático es bienvenido. Todas las televisiones públicas en España han tenido el estigma de las presiones gubernamentales, pero lo que ha hecho la televisión de la Generalitat desde el 2012 va mucho más allá de vender las bondades de las políticas de un presidente u otro.
Ha practicado una labor de ingeniería social para convencer a centenares de miles de catalanes que “España nos roba”, que “España es un país autoritario” y que “conviene implantar una República catalana que nos aleje de la caspa franquista española”.
Desde que comenzó el proceso secesionista TV3 ha pasado de ser la televisión de referencia de la mayoría de los catalanes, dado que gozaba de influencia en casi todos los estratos de población por ser el medio audiovisual catalán más importante, a ser un medio seguido básicamente por los catalanes independentistas.
Ha dejado de ser la televisión aceptada por la mayoría de la sociedad para convertirse en la televisión de una causa política concreta: la que considera que España es un país atrasado y antidemocrático, frente a una Cataluña “republicana” que es “admirada” por medio mundo por su “lucha por la libertad”.
Los líderes separatistas engañaron a sus seguidores cuando les dijeron que habían creado las estructuras de Estado necesarias para conseguir la secesión de Cataluña. En todos los casos, menos en uno: TV3 es la única que merece tal nombre. Y gracias a ella, y a un sistema electoral perverso, el soberanismo independentista mantiene la mayoría que les permite regar con fondos públicos toda su maquinaria de propaganda y de dominio social.
Sergio Fidalgo
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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