TV3 se ha convertido en la punta de lanza de los separatistas. Los medios públicos, al ser sufragados con el dinero de todos, han de ser muy cuidadosos a la hora de marcar su línea editorial. En la España democrática se ha prodigado cierto sesgo por parte de todos los gobiernos, fueran centrales o autonómicos, a favor del Ejecutivo de turno, pero lo que hemos vivido en Cataluña desde 2012 es insuperable y ha batido todos los récords de manipulación y sectarismo.
Llegando al extremo que las grandes manifestaciones de los 11 de septiembre de los últimos años se han organizado no “con el apoyo de” sino “desde” TV3, siendo esta cadena el hilo conductor de los convocantes durante los meses anteriores para garantizarse una asistencia masiva.
La televisión de la Generalitat de Cataluña siempre ha sido una cadena, desde su fundación en 1983, con cierto talante nacionalista, pero actuaba con discreción y, sobre todo, intentando pisar los menos callos posibles. Pero con el “procés” ha perdido cualquier capacidad de disimulo.
Desde su creación fue un medio “catalanista”, entendiendo por “catalanista” la visión que Convergència i Unió, y en parte ERC, tienen de Cataluña. Gracias a la generosidad de las arcas públicas se ha convertido en el gran medio audiovisual de nuestra comunidad autónoma.
Ninguna otra televisión tiene su potencial ni sus medios. Como es bien sabido, TV3 y el resto de la corporación audiovisual autonómica catalana tiene más trabajadores en Cataluña que Mediaset o Atresmedia en toda España.
Es imprescindible recuperar este poderoso medio de comunicación para que sea un servicio público, no lo que es ahora, una herramienta de propaganda secesionista. Todos los catalanes la pagamos, pero más de la mitad de la población apenas la ve porque considera que solo sirve a un sector de la ciudadanía, los independentistas.
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