
La taberna gallega Ocafú es uno de esos descubrimientos que vale la pena probar. Tienen locales en otros sitios de España, entre ellos en Barcelona, pero yo solo he ido, en varias ocasiones, al que tienen en la calle Jorge Juan, en Madrid. Y siempre he salido satisfecho. No es barato, pero pagas a gusto.
Una de sus especialidades más renombradas es la tortilla de Betanzos, una tortilla de patatas muy poco cuajada. Te ha de gustar este tipo de tortilla, pero si es así, la disfrutarás mucho. El caldo gallego también merece mucho la pena, reconforta y levanta la moral a cualquiera.
Los taquitos de croca con patatas y pimientos del piquillo son magníficos. La carne, sabrosa y tierna y las patatas fritas son finas y en láminas, y muy ricas. Todo con el toque justo de sal. Las croquetas reconozco que me gustaron mucho, pero las comí hace meses y no recuerdo de qué eran. Y en mi última visita tiré de tortilla y taquitos. La tarta de Santiago es diferente, servida como si fuera una madalena, y vale la pena probarla.
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