La selección femenina de fútbol nos ha dado una lección a todos los españoles tras su valiosa victoria en la final del Mundial celebrado en Australia y Nueva Zelanda. Hay que aplaudir la calidad, el tesón y la fe que han tenido las jugadores y el staff técnico. El combinado nacional ha vuelto a demostrar que cuando los españoles estamos unidos y buscamos un objetivo común, tenemos muchos números para conseguirlo.
Ojalá sirviera de lección para que en nuestro país se buscara el beneficio común a partir de la acción coordinada, y no el convertir a España en un reino de taifas en el que cada región hace la guerra por su cuenta. Es una pena que la tendencia de media España sea el apoyarse en aquellos que la quieren romper, y que abominan de todo lo que suena a trabajar juntos y a unidad.
España es un gran país, que ha dado un gran salto hacia delante en los últimos cuarenta años, pero a veces nos olvidamos que todo lo que hemos construido entre todos se hizo por la voluntad de la gran mayoría de los españoles en construir una nación mejor. Ahora parece que estamos empeñados en dinamitar el país y en enfrentar a unas regiones con otras, porque es lo único que sabe hace el independentismo, sembrar cizaña.
Hemos de deshacernos de los nacionalismos egoístas que buscan convertir a millones de españoles en ciudadanos de segunda privándoles de derechos civiles y lingüísticos, y hemos de recuperar la querencia por proyectos comunes que sirvan para crecer como país. Las chicas de la selección nos han marcado el camino. Tomemos nota.
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