Los pericos defendemos con pasión en la oficina, en la escuela, en las universidades, en los mercados, en las plazas, en los bares y donde el sentimiento blanquiazul. Siempre en minoría. Uno contra ciento. Aguantando la marea de la propaganda azulgrana. Escuchando chorradas sobre los malos catalanes que somos por no tener ‘ADN azulgrana’, ese invento estúpido que intenta convencer a millones de personas que el Imperio tiene unos ‘valores’ más allá de los bancarios.
Los pericos luchamos por la libertad porque intentamos mantener la pluralidad deportiva en un país cuyos rectores se empeñan en uniformarnos de azulgrana. A algunos solo les ha faltado repartir carnets con la inscripción ‘no culé’. Porque a lo propagandistas más obtusos les molesta que haya catalanes que no babeen cuando suena el ‘Tot el camp…’. Les va la homogeneización por cojones y la castración mental del discrepante.
Que uno tenga que justificar porque no es del Barça ya indica lo enfermo que está el patio catalán. Uno no lo es porque no le da la gana, y punto, pero eso de ser ’ateo’ en tema culé es malo ante los ojos del nacionalbarcelonismo que domina a la sociedad catalana y que bombardea mediáticamente de manera constante.
De ahí a la acusación de quintacolumnista para los pericos solo hay un paso que muchos ‘comunicadores’ y ‘voces de la grada’ dan con sumo placer día sí, y día también. Pero hemos de pasar de estos propagandistas de lo azulgrana y seguir a lo nuestro, que es apoyar siempre a nuestro Mágico Espanyol.
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