Este sábado se cumple el 30º aniversario del sangriento atentado de la banda terrorista ETA en la casa cuartel de la Guardia Civil en Vic que segó la vida de 10 personas, 5 de ellas niños.
Caía el sol aquella tarde del 29 de mayo de 1991 cuando ETA hizo explotar un coche bomba que hizo caer el edificio de tres plantas, uno de los atentados más sanguinarios de los que ha perpetrado la banda terrorista.
Al día siguiente, la Guardia Civil desarticula en Lliçà d’Amunt el comando Barcelona de ETA. Son abatidos los etarras Joan Carles Monteagudo y Juan Félix Erezuma, que oponen resistencia. El tercer miembro del grupo, Juan José Zubieta Zubeldía, es arrestado.
Todos los partidos políticos, excepto Herri Batasuna, e instituciones condenaron el atentado, se celebraron paros de cinco minutos en toda Cataluña como muestra de rechazo. El funeral por las víctimas, con la presencia del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el lehendakari, José Antonio Ardanza, conmovió a la ciudad y tuvo un sabor agridulce al saberse la desarticulación del comando terrorista.
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