Todas esas señoras y señores de intachable reputación y posición social que te atacan y te filman con el móvil cuando intentas volver a casa en tren o moto y no te dejan representan la Pirámide de Maslow al revés.
Tienen en principio sus necesidades físicas, materiales, intelectuales y de bienestar totalmente cubiertas pero arremeten con el que a duras penas puede comer potaje culpándolo de no poder comer ellos caviar siete veces a la semana.
Últimamente somos testigos en redes sociales y otros medios de testimonios de personas afectadas por una vanidad, una soberbia y un desprecio a los demás difícilmente imaginables en una sociedad sana, respetuosa y democrática.
Personas que presumen de sus cualidades como arma para intentar humillar a los demás.
Personas que no ocultan su bienestar, sus lujos, su acceso a puestos profesionales e institucionales supuestamente prestigiosos, pero aún así se consideran víctimas y te culpan de la represión que dicen que sufren si no piensas igual, aunque no tengas nada que ver, aunque vivas de alquiler en un cuchitril y ellos en una urbanización. Te culpan de sus males y te abruman con su reproche permanente.
Personas que, a pesar de su alto standing y su supuesta superioridad intelectual y moral, llevan tiempo acosando al humilde, al camionero, al currante, al camarero y al vigilante de parking castellanohablante, al soriano, al jienense y al maño que viven en los bloques del barrio del extrarradio y en definitiva, contra todo aquel que pretende hacer vida normal y un buen día les planta cara.
Lo del separatismo en Cataluña, con su propaganda tóxica de sus medios públicos y privados, y el machaque al que nos someten sus líderes, sus comunicadores y sus movimientos organizados gracias al dinero de los impuestos de todos es algo inimaginable en una sociedad avanzada.
Si vuelves cansado de trabajar, si has de subir a ese tren para cuidar de tus nietos o a tu madre enferma les da igual.
Sólo sus derechos, sólo sus caprichos y sus obsesiones a cualquier precio, aunque sea pisoteando los derechos de los demás, que al parecer, no tenemos o no merecemos tenerlos si por ellos fuese.
José Luis Osorio. Licenciado en Filosofía y regidor de Cs en Lleida
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
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