Un centenar de secesionistas radicales de la CUP y otros grupos antisistema se encadenaron este jueves en el acceso principal del Tribunal Superior de Justícia de Cataluña, en Barcelona. Su excusa era “denunciar” la “injusticia española y su judicatura, heredera directa del franquismo”. Lo de siempre, los que apoyan el golpe de Estado secesionista intentando deslegitimar las instituciones democráticas de nuestro país.
Pero los Mossos d’Esquadra hicieron su trabajo y les desalojaron. Tal y cómo pasó hace unos días en la Plaça de Sant Jaume la policía restauró el espacio público para todos. Porque los radicales se piensan que “las calles son siempre suyas” y que pueden hacer lo que deseen, pasando por los derechos de los demás ciudadanos.
Tras una etapa en el que parecía que los Mossos, o mejor dicho sus mandos y sus responsables políticos, preferían mirar hacia otro lado cuando el secesionismo radical se apoderaba del espacio público, parece que poco a poco se dan cuenta que para garantizar la buena convivencia se ha de impedir que en Cataluña impere la ley de la jungla.
Ojalá no sean dos hechos aislados y que realmente sea una demostración que los Mossos volverá a ser la policía de todos, y no solo de los que incumplen las leyes, queman contenedores, acosan a los líderes constitucionalistas e intentan violentar el Estado de derecho.
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