El gran plan de Oriol Junqueras para Esquerra Republicana es seguir creciendo en el área metropolitana de Barcelona y Tarragona, y no solo para «ensanchar la base» — ampliar el posible electorado separatista entre los catalanes castellanoparlantes –, sino para asegurarse un banco de votos extra en su eterna pugna con la neoconvergencia por la hegemonía total dentro del bando independentista. Junts, a pesar de su deriva ‘friki’, tiene un gen ganador ampliamente demostrado, aunque ahora esté en un terreno desconocido por no gobernar ninguna administración de importancia, pero la neoconvergencia siempre vuelve.
Gabriel Rufián ha sido la cara visible que ha potenciado los dirigentes de Esquerra en un patético intento de demostrar que no es un partido supremacista, y que están dispuestos a tratar de igual a igual al independentista con ocho apellidos catalanes y al castellanoparlante sin ni un solo apellido de raíz catalana y que llega al separatismo por motivos económicos, pero que le importa un pito la cultura y la lengua catalana.
Por supuesto, no es así, y basta con comprobar los apellidos, el acento y la trayectoria política de la gran mayoría de políticos, periodistas y comunicadores que ERC ha colocado como peones suyos para descubrir que los «charnegos» no solo son una minoría, sino que a menudo están para traer los cafés. Rufián es el jefe de la servidumbre que Esquerra se ha comprado para ponerse un ropaje «aperturista» alejado del supremacismo que le supura por los poros. Pero el actual portavoz de ERC en el Congreso no deja de ser un siervo más al servicio de Junqueras.
Los partidarios de Junqueras usan el término «fraternidad republicana» para tender puentes con la extrema izquierda no nacionalista. Dicha «fraternidad» consiste en reeditar una versión modernizada del Frente Popular, idea que Pedro Sánchez copió y amplió en el Congreso. Dentro de este Frente Popular ya tiene a Compromís, Bildu, BNG, Podemos, Comunes y confluencias y otros partidos de menor pelaje, pero igual radicalidad.
Pero necesita el premio gordo, necesita al PSOE. Y para que llegue el PSOE, ha de seducir primero al PSC, formación sin la cual los socialistas del resto de España no entrarían. Y ahí viene la tercera pata del «ensanchar la base» en los feudos socialistas de las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona. No solo quieren aumentar sus votos, quieren hacerse imprescindibles para conformar mayorías con los socialistas en dichos ayuntamientos.
La idea está clara, si ERC logra convencer a los socialistas de la bondad de un «Front popular» las ventajas serían mutuas: la «fraternidad republicana» gobernaría eternamente la Generalidad y casi la totalidad de los grandes ayuntamientos catalanes, y haría inviable ninguna alternativa constitucionalista. Y, a cambio, ERC podría conseguir una mayoría social en toda España que sirviera para crear una República confederal española, un Estado libre asociado o cualquier otro instrumento que garantizara de facto la independencia de Cataluña.
NOTA DE LA REDACCIÓN: elCatalán.es necesita su apoyo, en este contexto de grave crisis económica, para seguir con nuestra labor de defensa del constitucionalismo catalán y de la unidad de nuestro país frente al separatismo. Si pueden, sea 2, 5, 10, 20 euros o lo que deseen hagan un donativo aquí
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.