El RCD Espanyol celebra su 125º aniversario, una fecha que no solo enorgullece a sus aficionados, sino que también marca un hito en la historia del deporte catalán. Fundado en 1900, el club blanquiazul se ha mantenido fiel a su identidad durante más de un siglo, resistiendo los cambios sociales y deportivos, y consolidándose como una de las instituciones deportivas más importantes de Cataluña.
Durante la celebración del Centenario se consiguió la 3ª Copa del Rey del club, en aquella mítica final en Mestalla con goles de Tamudo y Sergio González, y luchar en el 125º aniversario por la quinta Copa sería el mejor regalo para una afición que lo ha pasado muy mal en los últimos años. No es un objetivo fácil, y no se le puede exigir ni a Manolo González – el técnico, a Fran Garagarza – el director deportivo – o a la plantilla. Pero por soñar, que no quede.
Y es que la celebración de este aniversario es mucho más que un acto conmemorativo: es un reconocimiento a la capacidad de resistencia de un club que ha sabido mantener viva su esencia. El Espanyol ha demostrado ser una entidad capaz de unir a generaciones enteras alrededor de unos valores de esfuerzo, humildad y compromiso, que siguen presentes en cada rincón de Cataluña donde ondean con orgullo los colores blanquiazules.
El peso histórico del RCD Espanyol se refleja en su papel dentro del fútbol catalán. Ha sido cantera de grandes talentos, desde Zamora a Javi Puado, ha protagonizado momentos inolvidables en la élite del fútbol español y europeo, y ha contribuido al prestigio de Cataluña como tierra de pasión deportiva. Su legado va mucho más allá de los títulos: se trata de una herencia cultural y social que ha dado identidad a barrios, ciudades y familias enteras.
La afición perica, conocida por su fidelidad inquebrantable, es uno de los mayores patrimonios del club. En momentos de éxito y en etapas más difíciles, la hinchada nunca ha dejado de acompañar a su equipo, llenando los estadios de energía y transmitiendo un sentimiento de pertenencia que se transmite de padres a hijos. Esa lealtad convierte cada partido en una celebración de identidad y orgullo colectivo.
Más allá de las rivalidades deportivas, el club ha sabido tender puentes y ganarse el respeto de sus vecinos, demostrando que su arraigo no entiende de fronteras internas. El sentimiento perico late en Barcelona, pero también en Girona, Tarragona, Lleida y en muchas localidades de las cuatro provincias catalanas donde se vive con la misma pasión.
A lo largo de estos 125 años, el Espanyol ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su autenticidad. Ha modernizado sus instalaciones, como el RCDE Stadium, considerado uno de los mejores de España, o la Ciudad Deportiva Dani Jarque, y ha sabido proyectarse hacia el futuro sin olvidar sus raíces. Ese equilibrio entre tradición e innovación es una de las claves de su fortaleza.
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