Junts, la formación de Carles Puigdemont, engañando a un montón de entidades cívicas, y usando las que controla, como la UFEC o la universitaria FNEC, organizó ayer por la tarde una manifestación contra Ada Colau. El hartazgo de la ciudadanía logró que esta concentración tuviera eco, a pesar de que los fines de Gerard Esteva, el cerebro en la sombra de “Barcelona és imparable”, la plataforma que la organizó, eran el de impulsar su imagen de cara a su posible candidatura a la alcaldía por Junts, o dentro de una plataforma más amplia liderada por esta formación separatista.
Y es que hay centenares de miles de barceloneses hartos de la alcaldesa y de su equipo de gobierno. Las ocurrencias de Ada Colau han sido continúas desde que accedió a la alcaldía en junio de 2015. Ha intentado destruir el turismo, que es una de las principales fuentes de riqueza de la ciudad, incitando a la turismofobia, siendo blanda con los violentos que atacaban hoteles y autobuses turísticos y paralizando la construcción de nuevos hoteles. La crisis del coronavirus aceleró el proceso que la alcaldesa ya había comenzado.
Y no se ha de olvidar la guerra durante años del Ayuntamiento contra los bares y restaurantes por el tema de las terrazas, que hace años que dura y que dejaba en la cuerda floja miles de puestos de trabajo. Durante la pandemia el consistorio ha abierto un poco las manos, pero sin dejar de multar y perseguir a los hosteleros.
También hemos de recordar la terrible crisis de seguridad que asola la ciudad, como consecuencia del escaso respeto que Colau y su partido, los comunes, tienen al cumplimiento de las leyes. Si les gustan, las acatan, si no, las desobedecen de manera activa. Eso sí, el Ayuntamiento bien que te embarga los bienes si no pagas los impuestos municipales.
Cuando se vive muy bien de un sueldo público, como Colau y su camarilla, olvidan lo que cuesta ganarse cada día el jornal. Y destruir el tejido empresarial de la ciudad no es la mejor manera de garantizar el bienestar económico. Y los ‘comunes’ se han dedicado a ello con mucha tenacidad. Es normal que muchos quieran que Colau deje la alcaldía. Y que algunos de ellos se apuntaran ayer a la manifestación organizada vicariamente por Junts, aunque no sean separatistas y piensen que Puigdemont es un delincuente.
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