Josep Bou es, sin duda, el gran milagro del PP catalán en este ciclo electoral. Que un partido que está viviendo el momento más delicado de su historia tenga un candidato que aspira no solo a mantener su representación, sino a aumentarla, es un milagro.
Pero es que Bou está hecho de otra pasta. Un candidato que es capaz de olvidar que está encorbatado, y que se puede romper una pierna y fastidiarle el rush final, y se sube a 24 horas del inicio de la campaña a un andamio para apagar un incendio, es algo a lo que no estamos acostumbrados.
En las charlas que tuve con él para la redacción del libro “Barcelona es España”(Ediciones Hildy), en el que Bou relata su vida y sus propuestas para la ciudad, ya me quedó claro que no es un persona común. Es un luchador incansable, que no se rinde y lo da todo por las causas en las que cree.
Ya se vio durante su etapa como presidente de Empresaris de Catalunya, que plantó cara al secesionismo más tronado a pecho descubierto y sin cortarse. Con educación y con una sonrisa en la boca, pero con una solidez de acero. Su espíritu militar, y su vocación de servicio, se le nota en cada uno de sus actos.
Bou ha conseguido que un PP que no aparecía en las encuestas municipales ya cuente con tres concejales en los sondeos, incluido el del CIS. Es la cifra que ahora mismo cuenta esta formación en el consistorio barcelonés, y que hace unos meses parecía una quimera que se pudiera mantener.
En el acto de inicio de campaña que se celebró ayer en un local barcelonés se vio claro que Bou no se conforma y que va a por todas. Y el ambiente entre los simpatizantes del PP que llenaban la sala era de un optimismo real y algo natural, no una pose forzada para dar buena imagen ante la prensa asistente.
Alejandro Fernández ha conseguido, con una buena dosis de autocrítica y mucho tesón y dedicación, mantener al enfermo vivo, aunque con respiración asistida, y Bou puede ser ese médico mágico, estilo Doctor House, que encuentre el remedio para sacarlo de la UVI.
A saber si sumará más de los tres regidores que da los sondeos, o no. El PP catalán se juega mucho, su existencia en Cataluña depende que Bou mantenga la representación en el consistorio barcelonés. Quedarse fuera prácticamente destruiría su estructura orgánica. Pero esta formación tiene una gran ventaja: su estandarte lo defiende un paladín que ha dado su palabra.
Y la palabra de Bou no es poca cosa, porque es su gran patrimonio y la defiende a muerte. El 26 de mayo veremos si los barceloneses confían en su ejemplo y en su capacidad de lucha. Yo, desde luego, si tuviera que apostar nunca lo haría en contra suya. Me da que me quedaría con telarañas en los bolsillos.
no recibe subvenciones de la Generalitat de Catalunya.
Si quieres leer nuestras noticias necesitamos tu apoyo.