Ha costado más de cuatro meses, pero al fin el Ayuntamiento de Barcelona se ha dado cuenta que un puñado de radicales violentos no pueden tener secuestrada a buena parte de la ciudad día tras día.
Desde hace más de cuatro meses unas docenas de radicales han cortado la Avenida Meridiana, un acceso clave a la ciudad, cada noche, molestando a los vecinos, impidiendo la libre movilidad de los ciudadanos e increpando, e incluso agrediendo, a quienes les afeaban su incivismo. Entre sus ‘hazañas’, quemar banderas de España cantando “que arda, que arda la puta rojigualda”.
Desde un punto de vista de la gestión democrática de una ciudad como Barcelona, era inadmisible un hecho así. La gota que colmó el vaso fue la agresión verbal y física al director de e-notícies, Xavier Rius, mientras los Mossos d’Esquadra presenciaban la escena a escasos metros, sin hacer nada para impedirlo.
El área de Seguridad municipal está en manos del PSC. El responsable es Albert Batlle, de la formación democristiana Units per Avançar, pero en última instancia recae sobre el jefe de filas municipal socialista, que es Jaume Collboni.
Si el PSC quería vender “gestión” como parte del plan para intentar reconquistar la ciudad, y volver a detentar la alcaldía, tal y como hizo durante 32 años consecutivos, no se podía permitir lo de la Meridiana.
Ya sabemos que lo de “gestionar” no es el punto fuerte de la alcaldesa Colau, lo ha demostrado durante primer mandato, la mayoría de él en solitario y en franca minoría, pero los socialistas presumían de otra cosa, de su experiencia y su ‘know-how’.
Gobernar significa atender el bien común, respetando los derechos de los ciudadanos a la discrepancia y a mostrar el desacuerdo en la vía pública. Pero las protestas secesionistas en la Meridiana ya no eran un acto de protesta cívico, se habían convertido en el secuestro de la ciudad por parte de un puñado de radicales bendecidos por el Govern.
El PSC de Collboni ha tardado cuatro meses en despertar. Pero al menos ha comenzado el camino. Ahora solo falta que su petición al Govern para que se acaben los cortes de tráfico injustificados en la Meridiana no sea un paripé para simular que se hace algo, y que de manera inmediata finalice este abuso que cada noche molesta e indigna a centenares de miles de barceloneses.
Comentario editorial de elCatalán.es
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