Varios presidentes de gobiernos europeos se han referido a la pandemia del coronavirus, entre ellos el Presidente de la República francesa y el Presidente del Gobierno de España, equiparándolo a una guerra. Curiosamente la excepción ha venido del Presidente de la República Federal de Alemania, que ha negado cualquier relación entre la pandemia y la guerra.
Por su reciente historia, en Alemania referirse a una guerra supone algo muy traumático, por ello entendemos que el Presidente alemán ha omitido ese término, entre otras cosas porque cuando un Presidente o un Canciller de Alemania habla de guerra, Europa se pone a temblar. Bromas aparte, desde un punto de vista comparativo he encontrado treinta y cuatro similitudes entre los dos conceptos, y objetivamente se puede afirmar que cuando dos cosas de asemejan en tantos aspectos, se puede afirmar categóricamente que se parecen mucho.
1) Epidemia o pandemia es correlativo a guerra civil o guerra mundial. Si por su extensión territorial una guerra civil solo afecta a un país y una guerra mundial afecta a muchos países, correlativamente una epidemia se limita a una demarcación nacional, mientras que la pandemia es internacional.
2) Enemigo invisible. En la guerra química o bacteriológica el enemigo es invisible como el Covid 19, y en la guerra convencional, salvo los soldados combatientes que están en el frente, la población civil nunca ve físicamente a los soldados enemigos, hasta que se los encuentra en la puerta de su casa, y esa es una señal inequívoca de que están perdiendo la guerra.
3) Duración temporal. Las guerras como las pandemias se sabe cuando empiezan pero nunca cuando terminan. Las tradicionales esperanzas de los soldados en el frente de que la guerra durará a lo sumo tres meses, y que en Navidad estaremos todos en casa, generalmente nunca se han cumplido, porque las guerras como las pandemias, suelen durar más de lo que se espera.
4) El Estado no repara en gastos. En los casos de guerra y de pandemias, gran parte de la producción y del presupuesto estatal se dedica al esfuerzo de guerra, y normalmente la oposición parlamentaria, vista su emergencia y necesidad, no suele objetar nada sobre el destino de estos fondos públicos.
5) Depresión económica. Durante las guerras como muchos trabajadores son desplazados de sus tradicionales áreas productivas, hacia empresas relacionadas con la guerra, muchos sectores económicos quedan semiabandonados, generándose una crisis económica. Este factor de desaceleración económica, con la pandemia es mucho más acusado porque casi toda la economía productiva y de servicios se paraliza totalmente.
6) Algunos se enriquecen y muchos se empobrecen. Para entender esta desequiparación basta un simple ejemplo: ¿Cómo saldrá de esta crisis el dueño de una empresa que fabrica mascarillas y el dueño de un restaurante?
7) Llamamientos del Gobierno para la unidad de todos los partidos políticos. Esta invitación tiene su consecuencia lógica, porque en tiempos de dificultad bélica o epidémica, todas las fuerzas políticas deben de unirse para trabajar conjuntamente en el interés del país. Salvo que como en el caso de la actual extensión del coronavirus en España, la gestión del gobierno ha sido tan nefasta que el gobierno con este llamamiento, lo único que pretende es buscar una complicidad de los partidos políticos, para que avalen su gestión.
8) Discurso triunfalista. En las guerras aunque la derrota sea evidente, los dirigentes políticos siempre pronuncian discursos triunfalistas, para intentar convencer a la población de que las cosas se están haciendo bien, y de que al final se conseguirá la victoria. El presidente del gobierno español se está hartando por activa y por pasiva, de poner de manifiesto los éxitos en la lucha contra la enfermedad, y en el número de altas, relativizando el número de bajas. En cierta forma es como aquel portavoz de tráfico que dice que después de la operación retorno de la Semana Santa, pese a que ha habido ciento ochenta muertos en las carreteras, la buena noticia es que treinta millones de españoles han llegado sanos y salvos a sus hogares.
9) Evidenciar sensación de control. En las guerras como en pandemias los portavoces de los gobiernos tienen que aparentar ante la opinión pública, aunque sea mentira, que todo esta sometido bajo su control, porque si no hacen eso y demuestran desconcierto o improvisación, es fácil que cunda la incertidumbre o incluso el pánico entre la población. De todas formas esta cuestión no viene de nuevo porque ya en el siglo V antes de Cristo, el historiador ateniense Tucídices, decía que cuando los pueblos entran en guerra hacen las cosas mal, y solo cuando sufren empiezan a pensar.
10) Focalización del conflicto. En este sentido la pandemia es peor que la guerra, porque la guerra solo se hace visible para los que están en el frente y los que viven en ciudades ocupadas o bombardeadas. Por poner un ejemplo, durante la guerra civil española un campesino de un pueblo de Galicia solo tuvo noticias de la guerra en lo que oía en la radio o leía en los periódicos. Por su parte la pandemia es mucho peor, porque produce víctimas distribuidas por todo el país, y no solo en la zona de conflicto.
11) Esperanza del arma definitiva. Si para Hitler fueron las armas secretas y para Truman fue la bomba atómica, para nosotros es la vacuna. Se está repitiendo de una forma machacona por la televisión, que no se en que centro hospitalario español, se está desarrollando una vacuna contra el Covid 19. No niego que esto sea cierto, pero tengo el pleno convencimiento de que ese logro científico vendrá de China o de Estados Unidos. Si un médico español descubre la vacuna, tenemos un premio Nobel a la vista, pero simplemente quiero recordar que el último premio Nobel de Medicina fue para Severo Ochoa hace sesenta y un años, y el anterior de Santiago Ramón y Cajal hace la friolera de ciento catorce años.
12) Acaparación mediática. Cuando un país está en guerra o está sometido a una epidemia, la cuestión se convierte en un monotema en los medios de difusión social como son las radios, televisiones, prensa, redes sociales, etc…
13) Restricción de libertades. En las guerras se suele aplicar el toque de queda que prohíbe deambular a partir de una hora determinada, sin embargo durante el resto del día se puede hacer vida normal. En la pandemia se aplica el estado de alarma que es mucho peor, porque salvo casos excepcionales, te prohíbe salir a la calle durante las 24 horas. Con la actual aplicación del estado de alarma, se ha sometido a todos los españoles a un largo arresto domiciliario.
14) Restricciones de desplazamiento. Para acreditar la capacidad de libre movilidad, en la guerra se expiden unos documentos que se llaman salvoconductos, y con el Covid 19 se denominan certificados de autorresponsabilidad.
15) Censura estatal. En las guerras como en las pandemias, los Estados manifiestan una tendencia innata a controlar todo aquello que se publica, porque los gobiernos consideran que la libertad de expresión puede dar cabida a los bulos y rumores, que pueden desencadenar desinformación o lo que se ha llamado históricamente «derrotismo». Evidentemente una conciencia social dominada por el derrotismo debilita a un pueblo en su lucha contra un enemigo o contra una enfermedad. Si se baja la guardia, se llega a la fatídica conclusión de que si vamos a perder la guerra, para qué defendernos. Si vamos a enfermar todos, para qué ponernos mascarillas.
16) Ocultación de bajas. En las guerras como en las pandemias, el gran número de muertos son sinónimo de derrota. Por eso en los partes de guerra siempre se ha reducido, o sino omitido directamente, el número de fallecidos. Ahora en España solo se contabilizan como fenecidos por coronavirus, a aquellos que han fallecido en centros hospitalarios, con la certeza analítica que tenían esa enfermedad, mientras que los miles de enfermos no diagnosticados que han muerto en sus casas, con síntomas inequívocos de la enfermedad, maliciosamente no son contabilizados como muertos por coronavirus.
17) Ocultación de imágenes de cadáveres. Como ocurre en los conflictos bélicos, se ocultan las imágenes de los muertos, porque la visión de cadáveres evidencia la realidad del daño sufrido por la sociedad. Mientras la televisión ha propagado de una forma grandilocuente las imágenes de enfermos dados de alta, con celebraciones efusivas de los empleados sanitarios, se han omitido visionados de cadáveres trasladados de centros hospitalarios.
18) Promedio de fallecidos. Se podría decir que el gráfico los caídos temporalmente en las guerras, se asemejan a los dientes de una sierra, porque si bien es cierto que muchos hombres mueren cuando hay una batalla, en los intervalos entre una batalla y otra no hay muertos. Es una especie de paz temporal dentro de la guerra. Por su parte las pandemias no dan tregua, porque en mayor o menor número cada día se producen defunciones.
19) Protección de los combatientes. Reviste una lógica aplastante que aquellos que soportan la lucha, ya sean soldados o sanitarios, deben de contar con todos los medios para seguir combatiendo. Por ello mientras a los soldados se les suministran regularmente uniformes, armas y municiones, los sanitarios son los primeros que reciben batas protectoras, guantes y mascarillas.
20) Generación de héroes. Si en las guerras los héroes suelen ser militares, aunque no hemos de olvidar que se ha concedido ese honor a obreros y obreras por cuotas altas de producción, y personal médico de la sanidad militar. En esta nueva crisis por supuesto van a ser merecedores de ese reconocimiento público, todos esos hombres y mujeres médicos y sanitarios, que arriesgando sus vidas se han entregado heroicamente bajo los mandatos de su vocación. Si cuando acaban las guerras se conceden muchas medallas, espero que el Gobierno de España tenga la sensibilidad de conceder Cruces al Mérito Civil, Órdenes Civiles de Sanidad y promover medallas de los Colegios de Médicos.
21) Omisión de los ancianos. Los personas mayores suelen ser las grandes víctimas de todas las guerras, porque por su edad avanzada son las personas que pierden a más seres queridos, y porque son las que tienen la salud más quebrantada para afrontar tiempos de calamidad. Con la crisis del Covid 19 la cuestión ha sido mucho más grave, porque se les ha dejado morir dramáticamente en sus residencias o en sus hogares, porque el esfuerzo sanitario se concentraba en personas más jóvenes con mayores posibilidades de superar la enfermedad.
22) Escasez de productos esenciales. Afortunadamente durante la crisis del Covid 19, a diferencia de muchas guerras, las tiendas de comestibles han estado abastecidas, pero resulta evidente que cosas tan elementales para prevenir la enfermedad como son los guantes, las mascarillas, etc… han escaseado alarmantemente.
23) Colas tercermundistas. Antes hemos dicho que en esta crisis por lo menos la alimentación la tenemos garantizada, pero el hecho de ver a las personas haciendo cola para acceder a una tienda de comestibles, nos evoca imágenes de países comunistas del Telón de Acero, o de países modernos como Venezuela, Cuba o Nicaragua sometidos a un régimen socialista.
24) Cartilla de racionamiento y renta mínima de inserción. Desde el Gobierno de España se está estudiando la concesión de una renta mínima, para aquellas familias que carecen de ingresos. La idea si a priori parece buena, ha demostrado en otros países que cuando se cobra una renta sin trabajar, muchas personas prefieren no trabajar. Al ser la paga que otorga el Estado muy baja, se crean amplios sectores sociales que viven en un estado de semipobreza, que además como son los sectores productivos los que asumen ese gasto, éstos se vez a su vez afectados por la subida fiscal, se ven obligados a cesar la actividad, entrando todo el sistema en un colapso económico. Algo parecido ocurre durante las guerras, cuando las personas esperan que el Estado les alimente, esperando pacientemente lo que se les asigne en la cartilla de racionamiento.
25) Protagonismo militar. En las guerras como en las epidemias, los militares que en época de paz apenas son percibidos físicamente por la sociedad, salen se sus cuarteles y como ocurre ahora, tenemos la imagen inusual de repetidas declaraciones de algunos de sus jefes militares y policiales en la televisión. A diferencia de muchos políticos -especialmente de la izquierda- que se sienten muy cómodos profiriendo mentiras, los militares siempre dicen la verdad, y esta objetividad castrense ha provocado algún desliz de un general de la Guardia Civil, cuando ha dicho en una de las tórridas ruedas de prensa, que para proteger al Gobierno se les ha encomendado el control de la información que circula por las redes sociales.
26) Opiniones temerarias. En períodos de calamidad extrema, como son la guerras y las pandemias, que requieren un gran conocimiento profesional para establecer predicciones y conclusiones, los políticos e incluso los ciudadanos, deberían de limitar sus opiniones, dando prioridad a lo que dicen los militares y los médicos, que son en definitiva, los que tienen un conocimiento técnico y profesional. Como recordatorio solo decir que, durante la guerra civil española, aparecieron pintadas en las que ponía: «Viva los que toman café en las trincheras y mueran los que toman trincheras en los cafés».
27) Cohesión de las familias. Ante el infortunio en los tiempos de profunda crisis, las personas profesan un tendencia a agruparse con los seres queridos de su entorno más próximo. La vida moderna y las actividades laborales nos han quitado muchas horas de dedicación a la familia y sobre todo a los hijos, pero ahora con el confinamiento todo eso ha cambiado. No hay mal que por bien no venga.
28) Supresión de eventos sociales y deportivos. Sin profundizar mucho en este tema por su obviedad, deberíamos añadir que la restricción de este tipo de concentraciones, son peores durante una pandemia que en una guerra, porque las guerras no han supuesto ningún impedimento para la celebración de eventos sociales y de competiciones deportivas. Baste recordar que durante la guerra civil se celebraron numerosas corridas de toros con afluencia de público. Sin embargo en las pandemias estas actividades están terminantemente prohibidas por el riesgo de contagio. Por poner un ejemplo, durante la guerra civil en la localidad cordobesa de Cabra, lugar de nacimiento de la ministra Carmen Calvo, la aviación republicana bombardeó un mercado repleto de gente, que causó muchos más muertos que el bombardeo de Guernica.
29) Utilización de recintos deportivos. Por la extraordinaria cabida que ofrecen los recintos deportivos, como por ejemplo los campos de fútbol, en los conflictos bélicos y civiles se han utilizado como centros de reclusión, como el Estadio Nacional de Chile en 1973. Así en Madrid de ha utilizado el Palacio de Hielo de Madrid como depósito de cadáveres.
30) Críticas internas por la gestión de la crisis. En momentos de profunda crisis siempre existe disparidad de opiniones, sobre las actuaciones que se han llevado a cabo y las medidas que se han tomado. Si España e Italia son los países europeos con más muertos por coronavirus, Italia tiene la excusa de que al provenir la enfermedad de un lugar tan lejano como China, les cogió de improviso, pero en España viendo los estragos que la enfermedad ya estaba causando en Italia, y su expansión por el país vecino Francia, no se tomó ninguna medida al respecto, pero tiempo habrá para depurar responsabilidades.
31) Procedimientos judiciales de responsabilidad. Después de las guerras se suelen depurar responsabilidades de aquellos que han causado muertes innecesarias, o como en el caso del coronavirus, de aquellos que no han tomado las medidas necesarias para impedir nuevas muertes. A fecha de hoy ya se han presentado demandas civiles y penales contra dirigentes políticos.
32) Intervención pública de altas instituciones del Estado. Su Majestad el Rey de España sólo se dirige oficialmente a la Nación en Navidad, o por causa de crisis profundas como en los intentos de golpe de Estado del 23 de febrero 1981 y el del 1 de octubre de 2017 perpetrado en Cataluña. Otro ejemplo es el discurso de Rey de Inglaterra Jorge VI cuando empezó la Segunda Guerra Mundial.
33) Nacimiento de una nueva era. Los grandes acontecimientos producen un efecto de hachazo en el calendario. En España todavía su utiliza la terminología «antes o después de la guerra» o una más reciente como «en tiempo de la peseta o de los euros». Es evidente que con el coronavirus siempre existirá un antes y un después, y de aquí a unos años oiremos hablar de «antes o después de la pandemia».
34) Esperanza en la victoria final. Esta esperanza que justifica todo el esfuerzo bélico, solo se pierde cuando la derrota final ante un enemigo extranjero es inevitable. Pero nosotros los españoles no nos rendiremos nunca ante el Covid, porque nuestra lucha no es por nuestra bandera o por nuestra patria, nuestra lucha es por la vida, y la vida prevalece siempre; y precisamente por eso nunca nos rendiremos, porque la vida no se rinde nunca.
Juan Carlos Segura Just.
Oficial reservista de las Fuerzas Armadas (Ejército de Tierra)
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